Visito New York, tomo una visita guiada, bordeamos Central Park por el lado oeste, el guía nos informa que Louis Philippe, Rey de Francia desde 1,835 al 1,848, habitó la zona. Visitamos a pie Central Park, informo al guía que su reinado empezó en 1830 con la ”Revolución de Juillet” y que no había sido Rey de Francia sino “Rey de los Franceses”. No había sido coronado y consagrado por La Iglesia, por un Papa, sino proclamado por un parlamento que representaba La Soberanía Nacional, El Pueblo de Francia.

En ese momento comprendo que Juan Carlos no es rey de España sino “Rey de los Españoles. Para explicar esto tengo que hacer un poco de Historia.

Los Francos, tribus Germánicas, que cooperan con Roma se establecen en una zona que hoy comprende Francia y Alemania. Los Bereberes que invaden y conquistan España en el 711 avanzan hasta el centro de Francia. En el 732 el “líder” de los Francos, Charles Martel, los derrota en Poitiers. Se hacía llamar Príncipe, no Rey. “La Corona” no existía ni el cargo era hereditario. Charles salva a Europa de las Hordas Infieles.

El Papado, pide ayuda a su hijo Pepín ante el peligro de Los Lombardos, que en el 751 habían ocupado Ravenna, sede del imperio Romano Oriental en Italia. Pepín los derrota y regala al Papa Ravenna y sus tierras. Esto se puede considerar “La Dote” de un nuevo noviazgo entre El Poder Político y El Papado.

El hijo de Pepín, Carlomagno, repite la hazaña de su padre. Como premio el papa lo consagra y lo corona ”Emperador del Sacro Romano Imperio”. “La Boda” entre el poder temporal y el Eterno se desarrolla el día de Navidad del año 800.

Rebelarse contra un Emperador o un Rey consagrado es revelarse contra la “Voluntad Divina” que necesariamente implica la excomunión, es decir el Infierno. Esa gran obsesión que aterrorizaba a los ciudadanos del Medioevo. La Iglesia hace un gran favor al gobernante, éste se compromete a defender y a proteger La Iglesia.

Cuando Leo III corona y consagra a Carlomagno establece el “Precedente” de que en Occidente nadie podía ser Emperador o Rey sin ser coronado y consagrado por un Papa.

Juan Carlos no ha sido ni coronado, ni consagrado por La Iglesia. Fue proclamado por un parlamento que representaba al Pueblo Español, La Soberanía Nacional. Recuerdo las palabras del barroco Valcarcel: “Desde la memoria a Franco, Viva España , Viva El Rey”. Juan Carlos es, por tanto, Rey de Los Españoles, en ningún caso, según la Tradición Católica, Rey de España.

Habiendo jurado “Los Principios del Movimiento” no le fue posible jurar La Constitución.

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