Tengo un amigo que lleva media vida soñando con la jubilación anticipada. Incluso tenía planes. La mayor parte de ellos consistían en no hacer nada, como me gusta a mí. Ha cotizado ya 42 años porque empezó muy pronto en esto del mundo laboral y tenía sus esperanzas puestas en que a las personas con carreras largas no se les aplicasen reducciones en caso de jubilación anticipada. Confío que no tenga tele en el apartamento de vacaciones, porque las últimas noticias se las van a amargar.

El ministerio de Seguridad Social ha enviado al Congreso el informe sobre este tema. Con retraso de seis meses y en agosto, mes propicio para aprobar normas laborales que limiten derechos y expectativas a partes iguales. Es un clásico de cualquier gobierno: en agosto, aprovechando que el calor y el chiringuito de la playa entumece los sentidos y el día después de Navidad -que ahí sí que estás tú como para ver el BOE- se aprueban normas o informes para normas polémicos, por amortiguar reacciones.

Pues bien, el informe da la sensación de haber sido elaborado para justificar una conclusión que ya se tenía antes del informe. Esto es, que también a las personas con carreras profesionales de más de 40 años se les aplicarán coeficientes reductores de la pensión en caso de jubilación anticipada. Y eso puede llegar a ser del 25% de la pensión.

Dice el informe que no aplicar esos coeficientes supondría un agravio comparativo para quienes se jubilan a la edad ordinaria. Hay otra razón, la única, y es más prosaica: el dinero. Más de la mitad de quienes se jubilaron en 2020 habían cotizado más de 40 años, por ejemplo. Se han puesto a echar cuentas y es una pasta. Y eso nos lleva a preguntarnos cuanto resistirá la pequeña reforma que ahora se lleva al Pacto de Toledo. Se ha llegado a un acuerdo para unas modificaciones. La más importante la de quitar esa fórmula de revalorización que alguien inventó un día que andaba con migraña y sustituirla por el IPC (en la esperanza de que no suba).

No obstante, si se está castigando a estos trabajadores. Ahora tendrán que esperar los resultados de una negociación incierta. Se habla de que definir que se entiende por carrera larga (capaces son de decir que 100 años. Es broma, se dice que 44, lo que limita los beneficiarios de forma importante) y considerar solo carrera el trabajo efectivo, no el tiempo que se estuvo cobrando prestación por desempleo e incluso en IT. Veremos.

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