Toni Cantó dirá lo que quiera pero el cargo que acaba de aceptar del PP, el de director de la "Oficina del Español", apesta a chiringuito político. Y lo hace porque se trata de un órgano creado a la par que su nombramiento, porque su formación en arte dramático, a priori, no parece encajar con el objetivo de este órgano, "la promoción y conocimiento de la lengua española", y porque ya existen organismos nacionales e internacionales que se dedican a esto, entre ellos, nuestro prestigioso Instituto Cervantes, que, como su propia página web nos explica, es la institución pública creada por España en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español y contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el exterior. Y todo ello sin hablar de que se trata de un cargo retribuido con 75.000 euros anuales, a la par del sueldo previsto para el Ministro de Cultura.

Y si lo anterior, ya por sí solo, tiene capacidad para indignar a cualquiera, la cosa gana enteros cuando te paras a pensar en el hecho de que lo que acaba de hacer este exdiputado nacional por UPyD y exdiputado regional en las Cortes Valencianas por Ciudadanos es reforzar la rueda a la que, dijo, vino a ponerle palos: la de la utilización de los recursos públicos en beneficio personal de los políticos y de los partidos políticos. Y es que, tuit tras tuit, Cantó hacía sentir a miles de ciudadanos que había alguien valiente y honesto vigilando por ellos los comportamientos indebidos de nuestra clase política. Así, por ejemplo, en 2019 escribía esto: "La asociación de mujeres cineastas (chiringuito) que depende del instituto de la mujer (chiringuito) que depende del ministerio de igualdad (chiringuito) ha creado una lista negra de series". Y, en enero de 2020, afirmaba que "el vegano de Podemos que dirige el chiringuito de Derechos de los Animales se pone en contra de los ganaderos, Dice que la leche no es necesaria para el ser humano. Es técnico en Artes Aplicadas a la Escultura. Menudo experto en la materia", y, de cara a las elecciones al Ayuntamiento de Madrid, apoyaba a Begoña Villacis presentándola como "la alcaldesa para que Madrid deje de ser un chiringuito de subvenciones a dedo y enchufados." Bendito (o maldito) Twitter.

Pero, en realidad, si miramos este episodio desde otra perspectiva, esa posible indignación se torna en pena por el flamante nombrado, pues la jugada ha sido digna del mejor discípulo de Maquiavelo. Toni Cantó ha caído a manos de la, cada vez más poderosa, Presidenta de la Comunidad de Madrid y, diría, que aún no se ha dado cuenta. "Una regla general, que no falla nunca o casi nunca: aquel que ayuda a otro a alcanzar el poder está condenado a caer, porque para conseguirlo habrá utilizado o su ingenio o su fuerza, y ambas cosas resultan incómodas para el que se ha vuelto poderoso" (El Príncipe, Maquiavelo)