La tapia con sifón

Kitchen in the Central Market

Habrá que poner especial atención en los nombres de las tapas, ya que son nuestro mayor atractivo turístico

Iba el martes con mi carrito por la Plaza (ahora Mercado Central y pronto Central Market) y vi un cocinero cocinando en la cocina (kitchen) que ha montado el Ayuntamiento en uno de los puestos vacíos. Un letrero anunciaba "show cooking", el segundo de los catorce de las Jornadas Gastronómicas que han programado Ayuntamiento y Diputación para promocionar los productos almerienses y las recetas de siempre. Para ello, nada más adecuado que lo que estaban elaborando: ragout (sic) de setas trufadas y puré Robuchon. La casi totalidad de la audiencia eran señoras de cierta edad a las que aquello les sonaría a chino, aunque en realidad todas las setas eran japonesas. Una persona que parecía dirigir el cotarro me invita a sentarme y, cuando le pregunto por qué ponen "show cooking" en vez de muestra de cocina, me contesta que "nos obliga el Ayuntamiento". Como ya me he quejado en varias ocasiones de este papanatismo de ponerlo todo en inglés, creo que ha llegado el momento de rendirme y pasarme al enemigo. Para empezar, sugiero cambiar Jornadas Gastronómicas por Gastronomic Days. Y modernizar los nombres de los platos típicos: los gurullos pasarán a llamarse short noodles, la olla de trigo, wheat pot; las gachas con caldo quemao, red porridge with bourned brot; gipsy pot la típica olla gitana de La Chanca, etcétera.

Habrá que poner especial atención en los nombres de las tapas, ya que son nuestro mayor atractivo turístico. Por ejemplo, octopus' filthiness será el nombre oficial de la omnipresente (y maltratada) marraná. Y los más antiguos bares almerienses, tan estancados en el pasado, deberán ponerse al día: la asadura en ajillo de la Bodega Montenegro aparecerá en su carta como chitterlings in little garlic; Casa Puga no tendrá gambas con gabardina sino prawns with raincoat; El 5º toro sacará a mediodía sus poor potatoes with fried egg y Casa Joaquín tendrá que buscar un nombre inglés para su guiso de morrillo de atún; ¿qué tal fleshy neck of tuna? En fin, que ante tanta estolidez y/o catetismo, sólo nos queda el derecho al cachondeo. ¡Ah! Y en vez de esa cursilada de puré Robuchón, que no es sino puré de patatas con leche y mantequilla, es mejor el que hacía el bávaro-almeriense Stephan Streifinger en La Chumbera con papas de Níjar, aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y un poco de cebollino o perejil.

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