El medio y el ambiente

Larga Cambiá

Pero si tienes una mala racha, en vez de salir el toro bien y por derecho, te sale por la playa de Ceuta correteando por la arena

Para los aficionados puristas, la larga "cambiá" no es un pase artístico, pues se fundamenta en engañar al toro, ya que el torero lo cita de frente con el capote por un pitón y, mientras sigue sujetando el capote con esa mano, suelta la otra mano y "larga" el capote a la parte por la que ha comenzado el toro la embestida. A fin de cuentas, el torero se alivia, aunque eso alguien me lo va a intentar rebatir, seguramente. Ese concepto también se aplica a las maniobras que hacen algunos trileros para distraer a "sus benefactores". Véanse las películas de Tony Leblanc ambientadas en el Madrid de los 60's, a las que tan aficionado es un buen amigo mío, que les dedica jornadas intensivas de sillón.

Aunque he dicho que la larga "cambiá" para mí no es de ejecución bella, puede servir para "hacerse con el toro" y que pierda parte de la tensión con que sale de los corrales. Eso sí, con una condición: que el torero no deje que se vaya, y lo desbrave, que siga ejecutando pases para tener al público distraído, por haberlo concentrado en su labor, en la faena. Ahora bien, si el maestro es un soso, difícilmente va a saber hacer ese cambio de estilo de toreo. Y si no es "poderoso", difícilmente va a mandar en el toro tan rápidamente.

Bueno, pues ahora traslademos esos hechos y conceptos a la política, donde la vida no es como en la empresa privada. La empresa pública es un no se qué, que alguien ha montado para no se qué fines, con dinero procedente de no se qué fondos, para realizar no se qué actividades, o sea, no es de nadie, porque nadie ha puesto dinero. La podríamos llamar empresa virtual, en lugar de pública, porque el dinero público no es de nadie, no tiene dueño (alguna ministra dijo algo así). Cuando los políticos organizan maniobras de distracción, se ponen un buen terno, imagino que de estreno, como en San Isidro, para dar una larga cambiada hablando de lo que en el 2050 seremos.

Pero si tienes una mala racha, en vez de salir el toro bien y por derecho, te sale por la playa de Ceuta correteando por la arena. Ahí ya ni hacen falta las maniobras de distracción, ni sirven para nada: el respetable está pendiente de lo que ocurre con ese otro morlaco.

Todo esto pasa por no estar concentrados: si tenemos un papel en Bruselas para recibir plata para la reconstrucción de la economía, pues ¡hale!, vamos a corregirle lo que falte por arreglar, y asunto solucionado, empezamos a recibir la plata que por lo visto iba a estar aquí antes de los últimos mantecados y después nos distraemos con otras labores para relajarnos. ¡Ay, Señor, qué cruz!

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