El Latín, el Griego y el Patrimonio de la Humanidad

Son la base de nuestra lengua y siguen actuando a través de nuestras palabras y pensamientos

Hace ya meses, la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad instar al Gobierno de España a empezar los trámites para lograr que la UNESCO introduzca las lenguas clásicas en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Desde entonces, hemos sobrevivido a dos elecciones generales y a varias sesiones de investidura. O sea, que hemos tenido un Gobierno con capacidades limitadas que poco o nada podía hacer en esto salvo esperar a tener plenas competencias. Hasta ahora. Como parece que volvemos a la senda de la normalidad, toca volver al momento en el que la cuestión se quedó aparcada. Aquella iniciativa de la Sociedad de Estudios Latinos cuya aprobación negoció Emilio del Río, latinista y por entonces parlamentario, debe volver a ponerse en marcha y no parar hasta que se consiga. Motivos hay muchos, pero permítanme enunciar solo algunos.

Hace falta consolidar el apoyo que se está recibiendo en otros países europeos y americanos para desarrollar unos trámites tediosos, proporcionar una documentación y argumentaciones prolijas y contar con la diplomacia española para que mueva los resortes que otros no podemos ni imaginar. El Griego y el Latín son la base de nuestra lengua, siguen siendo la referencia para nuestro mundo y siguen actuando a través de nuestras palabras y pensamientos aunque a veces no seamos ni conscientes de ello: son lenguas que han fecundado el planeta Tierra cuando, a bordo de las naos españolas, portuguesas, inglesas y holandesas, llegaron al último confín y educaron a millones de seres humanos en una misma mentalidad. Incluso están entre las estrellas: miren la lista de cuerpos celestes con nombres mitológicos y verán a qué me refiero. Aunque haya quien no quiera verlo, se necesitan para entender buena parte de nuestra Historia y gran parte de las inscripciones. De otro lado, no se pueden nombrar nuevas especies animales ni vegetales sin acudir al latín. Así que, si en Institutos y Universidades no se imparten estas materias, todo lo citado y mucho más se le roba a la formación de los estudiantes.

Conseguir la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad será un paso pequeño y un gran avance para obstaculizar a los nuevos bárbaros. Hay que ponerse en marcha recordando que, como escribió Virgilio, el esfuerzo triunfa siempre sobre los obstáculos. Incluidos los burocráticos, añadiré yo.

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