Lealtad, diálogo y consenso

María Vázquez, José María Martín Fernández y Aránzazu Martín Moya, nuevas cabezas visibles de la gestión pública

Hemos vivido en Almería una semana cargada de circunstancias políticas de gran calado en los sentires de la gobernanza y gestión pública para la ciudadanía, desde la elección por la Corporación Municipal como Alcaldesa del Ayuntamiento de la capital almeriense a María del Mar Vázquez Agüero; al nombramiento del Subdelegado del Gobierno de la Nación en Almería, José María Martín Fernández; y como Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en la indaliana Almería a Aránzazu Martín Moya. Nombramientos dentro de cada ámbito competencial, que tras la solemne toma de posesión con juramento o promesa de lealtad a S.M. El Rey como Jefe del Estado y acatamiento de la Constitución Española, Estatuto de Autonomía y al conjunto del ordenamiento jurídico que permite la convivencia cívica, comienzan una andadura institucional de vital plenitud para el devenir social de la capital y la provincia de Almería, y poder dar respuesta con la verdad "Veritas vos liberabit" a las elevadas demandas de los ciudadanos desde una visión colegiada y transversal, superando las envidias "ab intra-ad intra", que permitan avanzar en la misma dirección, aunque los momentos que se avecinan no son nada halagüeños. En este momento actual histórico, bastante complejo a nivel socio-económico, quienes asumen esta potestad política con vocación de servicio público, deben de llevar de forma implícita en su interior: corazón, alma y razón, la prestancia y el saber estar con el don de la rectitud y honestidad que impregnen la gestión pública, huyendo del automatismo, de la resignación, de la desidia y de la comodidad para que el poder institucional no eclipse la excelencia en la gobernanza pública y den respuesta con elevada sociabilidad y prontitud burocrática a los problemas y preocupaciones de las personas y entidades generadoras del bienestar social. Semana marcada políticamente en el comienzo del curso académico, que estará impregnada en los próximos y restrictivos meses de un calendario preelectoral, que traerá consigo situaciones contradictorias para la lealtad, el diálogo y el consenso, únicos caminos para poder avanzar y no quedarnos en el rescoldo de las tibiezas, a la espera de que se acuerden de nosotros durante los quince días que duran las campañas electorales para después volver a pasar a la situación de limbo político con el atrofiado funcionamiento institucional : "laissez faire, laissez passer". Paz y Bien.

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