El callejón del gato

Libertad y cervezas

Y no podían faltar argumentos para que toda la culpa recayera en Pedro Sánchez

Andan los analistas políticos descifrando las razones por las que Isabel Díaz Ayuso ha ganado las elecciones en Madrid con una mayoría desorbitada, y salen a relucir profundos racionamientos, sobre lo que el PSOE ha hecho o no ha hecho en esta campaña, o si Gabilondo era o no era el mejor candidato, o que la culpa es de Moncloa. Y no podían faltar argumentos para que toda la culpa recayera en Pedro Sánchez que es el origen de todos los males. Y, por favor, en ningún caso se debe de enjuiciar la conducta de los ciudadanos que han votado a Díaz Ayuso, sino hacer autocrítica, asumir la responsabilidad y darse colpes de pecho ante el fracaso. En fin, una semana llevan los analistas dándole vueltas al coco, cuando la cosa está más clara que el agua. Si algo no se le puede reprochar a la presidenta de la comunidad de Madrid es de no haberse manifestado durante la campaña con absoluta claridad. Su principal oferta a los madrileños ha sido la libertad entendida a su manera. Una libertad para tomarse las cañas que a uno le dé la gana en plena pandemia, y para andar por Madrid a la hora que a uno le parezca, con la seguridad de no tropezarse con su ex pareja. En todas sus intervenciones públicas la defensa de la libertad y de las cañas de cerveza ha sido su principal reclamo para pedir el voto, hasta el punto de que todos hemos visto su imagen luciendo estampada en los botellines. Una libertad para el disfrute del cuerpo a la madrileña en plena pandemia, con sospechosos visos identitarios, que no tiene referentes en toda Europa. Y un tupido velo a la dramática situación que invadía las residencias de nuestros mayores. Mientras se garantizaba a las masas la libertad para beber cerveza, a los enfermos del COVID-19 de las residencias de ancianos, se les negaba el derecho de ser hospitalizados. Un parte de alta de las Urgencias del Hospital Infanta Cristina de Parla, de fecha 25 de marzo, publicado en varios medios de comunicación, nos confirma que el gobierno de Ayuso ordenó por escrito rechazar el traslado de enfermos con síntomas de coronavirus procedentes de las residencias de ancianos, a los centros sanitarios. Esa es una realidad que todos conocen. Cada cual puede pensar lo que quiera, pero ver a una muchedumbre gritando libertad y aclamando a una líder que ha negado el derecho a ser hospitalizados a personas que, con su trabajo y cotizaciones, en su día contribuyeron al sostenimiento de la sanidad pública es preocupante.

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