Libertad de expresión

En modo alguno exageramos al decir que proteger la libertad de expresión es proteger todas las libertades civiles

El Instituto V-Dem, un proyecto organizado por las universidades de Gothenburg y de Notre Dame, formado por un equipo de 30 científicos sociales y dedicado a "medir grados y tipos de democracias", señala, en su informe de 2020, tres cuestiones muy relevantes que han tenido lugar a lo largo del año 2019: Las de mayor impacto, e íntimamente relacionadas, son el hecho de que, por primera vez desde el año 2001, hay más regímenes autocráticos en el mundo que sistemas democráticos (concretamente, 92 países, que suponen el 54% de la población mundial, están, de una forma u otra, bajo un gobierno autoritario) y un extraordinario aumento de las movilizaciones ciudadanas en favor de la democracia que ha marcado un máximo histórico superando lo visto en el colapso de la Unión Soviética y en la Primavera Árabe.

La tercera y de gran importancia para la UE, el hecho de que uno de esos países donde la democracia ha cedido ante el autoritarismo es Hungría. Viktor Orbán, quien llegó al poder para gobernar un país, en ese momento, considerado democrático y que, en otro prestigioso ranking de democracias, el elaborado por The Economist, recibía la misma puntuación en libertades civiles que Francia e Italia, ha llevado a Hungría, en tan solo una década, a ser considerada una autocracia electoral.

El mundo, nos advierten estos expertos, vive una nueva, y profunda, ola de autocratización y el camino hacia una autocracia suele comenzar, como nos muestra el caso húngaro, con concretos ataques a la libertad de expresión, incluyendo la que alcanza a los medios de comunicación y a la vida académica, que van ganando espacio e intensidad hasta convertirse en dramáticos ataques a la sociedad en su conjunto.

De manera que, en modo alguno, exageraremos al decir que proteger la libertad de expresión es proteger todas y cada una de las libertades civiles, ni al considerar una constante prioridad de Estado que la regulación de este derecho, sobre el que nuestros Constituyentes no tenían duda de su extraordinaria importancia, esté adaptada a la manera en la vivimos y nos relacionamos.

Así, en mayo de 1978, en la sesión número 9 de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas de la Legislatura Constituyente, el señor Solé Tura, nos dejaba estas palabras: "Nuestro Grupo cree que el texto que hemos aprobado, con todas sus insuficiencias, es un texto importante y que en algunos aspectos incluso creo que puede hacer época, puesto que constitucionaliza la libertad de expresión, la eliminación de la censura y establece por primera vez, que yo sepa, en un texto constitucional, cosas tan fundamentales como la cláusula de conciencia y el secreto profesional, vinculados ambos a la libertad de comunicar y recibir información."

V-Dem sitúa a España, en su ránking de 2020, entre las 10 primeras democracias liberales del mundo.

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