La tapia del manicomio

Liberticidios

Hay incluso quien se opone a que el pobre Trump cumpla con su voluntad de seguir siendo presidente de los Estados Unidos

La libertad está amenazada. Hay incluso quien se opone a que el pobre Trump cumpla con su voluntad de seguir siendo presidente, con la excusa de que sólo ha tenido cuatro millones de votos menos que Biden. Se coarta la libertad de Trump y de sus votantes. Y eso no es nada. Aquí en España las libertades están amenazadas por múltiples flancos, casi todos del lado del Gobierno. Ya empezaron con la alarma de marzo. No nos dejaron salir de casa en tres meses. Lo adalides de la libertad clamaron, primero bajito y luego a golpes de manifestación. La obligación de taparse los morros atenta contra la libertad de vestirse como uno quiera y los que se la saltan a diario dicen que lo hacen en nombre de la libertad inalienable. Y lo de no juntarse en masa se lo saltan a la torera -en nombre de la libertad o de adicciones varias- montando fiestas clandestinas que empiezan y acaban con el toque de queda: de diez de la noche a siete de la mañana. A alguna hora tendrán que sobarse y desfogarse.

La cosa empeora con la enésima Ley de Educación que, según acertadas críticas de los campeones de la Libertad (con mayúsculas), está violando todos los derechos habidos y por haber, especialmente los de la Iglesia Católica. Y qué es lo que dice esta nueva Ley, ¿que les quitan las subvenciones a las escuelas privadas? No, no se rebajan ni un duro. ¿Que no pueden elegir los padres escuela para sus hijos? Tampoco, pueden seguir eligiendo pública o privada con las mismas condiciones que había hasta ahora en la Ley Wert. O sea, que el problema de la "falta de libertad" va de pelas, como es obvio: no ocurrirá como hasta ahora que los poderes públicos tenían que darles suelo urbano a todo el que quisiera montar una escuela. El suelo público debe ser para la comunidad y no para intereses privados por muy lícitos que sean.

Por si fueran pocos atentados a nuestras sacrosantas libertades, ahora dicen que el Gobierno va a imponer la vacunación anti-Covid19 obligatoriamente. ¡A qué liberticidio hemos llegado! No vamos a poder disponer ni de nuestro propio cuerpo. Aparte de que, de momento, nadie ha dicho que vaya a ser obligatoria, no estaría de más que en esto de las vacunas se estableciera algún tipo de precauciones para que unos cuantos negacionistas (o simplemente ignorantes) no vayan por ahí contagiando alegremente, como ha pasado con, por ejemplo, el sarampión, que ya estaba erradicado y ha vuelto por culpa de estos "adalides de la libertad".

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