Listillos 'everywhere'

"El psicópata barato es el que abunda, es el que tenemos a nuestro alrededor a diario"

Hace un par semanas planteábamos la triste certeza de que había más tontos que nunca. Hoy, al calor de ciertos titulares, toca analizar a otra subespecie humanoide: el listillo.

Estos son complementarios de aquellos. Quiero decir que los listillos se alimentan y, en cierto modo viven, de los tontos. Si bien aquí no dispongo de datos científicos objetivos me aventuro a señalar que hay aproximadamente tanto "espabilao" como tontucio.

Al listillo se le reconoce por una cualidad excepcional: le importa un huevo todo aquello que no sean sus propios intereses. En términos clínicos llamamos a este rasgo de personalidad psicopatía. Y es que el psicópata que urde complejos planes para acometer bizarros delitos es más propio del universo cinematógráfico que de la realidad. El psicópata barato es el que abunda, es el que tenemos a nuestro alrededor constantemente. Ese que carece de principios morales, ese que no piensa mas que en sí mismo, ese que se aprovecha de un sistema sin reportar nada positivo al mismo. Seguro que ante esta breve descripción se les ha formado un "overbooking" mental con numerosos conocidos. Listillos ha habido siempre y están en todos sitios. Podemos sufrir al listillo en el trabajo, aprovechándose del esfuerzo de sus compañeros para destacar y medrar. Los identificamos al volante. Reconozco que despiertan mi instinto asesino aquellos que ante una fila de coches adelantan hasta colocarse los primeros, mostrando luego gran agresividad para incluirse en el principio de la cola. Hemos visto toda una generación de superlistillos que entraron en política (de todos los colores) sólo para trincar. Ahora la moda son los aprovechados del "culillo". Estos nos toman a todos por idiotas y se vacunan antes que nadie para no desperdiciar los sobrantes. ¿Qué aún quedan sanitarios sin vacunar, aún todos los mayores de 65, aún…? "Y a mi que cuenta oiga, me la suda". No lo dicen pero es justo lo que piensan.

Si en el artículo de los tontos les sugería yo, a falta de un remedio mejor, alejarse de ellos y sus estupideces con el listillo y sus psicopatadas creo que el manejo debe ser otro. Hay que señalarlos, afearles su conducta y, por supuesto, denunciarlos.

Por cierto, a aquellos que justifican su egoísmo llamándolo picaresca española (encima se creen leídos) les recordaría que todas la novelas de este género terminaron siempre con un pícaro fracasado y en la miseria.

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