La tapia con sifón

Lluvia de estrellas

Digo que son meritorias las estrellas almerienses por el trabajo que cuesta conseguirlas y, sobre todo, mantenerlas

Durante muchos años se criticó a la guía Michelín por dar pocas estrellas en España, a pesar de la revolución mundial de la cocina que se ha dado en nuestro país desde finales del siglo pasado. Pero en las últimas ediciones se está enmendando y hemos pasado de tres restaurantes con tres estrellas a once. El total de locales galardonados en España es de 241 y en Andalucía hemos pasado en cinco años de 9 a 18. Especialmente destacable es que de los cinco nuevos españoles con dos estrellas, tres son andaluces. Hasta hace poco, sólo Málaga, Almería y Sevilla tenían locales "estrellados". En Cádiz llegó la primera en 2011 (Aponiente, hoy con tres) y ya tiene seis estrellas. En Córdoba, el primero fue Choco (2012) y en 2017 Noor, que este año sube a dos. Huelva y Jaén recibieron la primera en 2018. Solo Granada sigue en blanco. Almería mantiene sus dos meritorias estrellas: Alejandro, en Roquetas de Mar y La Costa, en El Ejido, la más antigua estrella andaluza, desde 2004. Por cierto, José Álvarez, chef-propietario de La Costa estuvo cocinando en la gala de presentación de la Guía en Sevilla, junto a otros siete grandes cocineros andaluces.

Digo que son meritorias las estrellas almerienses por el trabajo que cuesta conseguirlas y, sobre todo, mantenerlas. Y por lo solas que están. Era de esperar que este año de lluvia de estrellas hubiera caído alguna aquí, especialmente en la capital, teniendo en cuenta el escaparate que supone la capitalidad gastronómica de Almería y la gran campaña publicitaria que se ha llevado a cabo. Era de esperar que, igual que los Juegos Mediterráneos de 2005 nos dejaron un estadio y otras infraestructuras, la susodicha capitalidad gastronómica 2019 nos hubiera traído un despegue del sector hostelero capitalino. Me refiero a un despegue de la calidad necesaria para que una estrella Michelín apareciera por primera vez en la capital almeriense. Pero no tenemos ni siquiera un "bib-gourmand". Claro que eso no depende de las actuaciones institucionales, por mucha repercusión mediática que tengan, sino de la voluntad de los empresarios de apostar por la cocina de calidad y los productos locales. Y en eso estamos igual que en 2018 o 2008. O peor, salvo contadas excepciones, como la de Raspa (Aguadulce), que espero comentar por extenso en cuanto lo conozca a fondo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios