Desayuno con diamantes

José Fernando Pérez

Lola y Cía

H es la casmodia del irredento. El que ha visto pasar demasiado cerca el mordisco de la desesperanza ante sus ojos

Siempre hay una salpicadura de sangre en el origen de lo humano. Baila y danza, amaga y retorna. Toma conciencia de su silencio.

H no es mudo. Habla por sí solo de los momentos de felicidad y de la desesperación. Hubo un alto en su vivencia y un salto que lo hizo llegar hasta aquí.

Cuando H enmudece lo hace sólo para escuchar la sonrisa de su entrenadora. Balbucea tímidamente palabras de agradecimiento al otro lado, abrumado por la conversación no esperada y el reconocimiento de un desconocido que se le ha presentado bruscamente para reconocer el pundonor y su valía. Hamza no sobreactúa. Vive y experimenta los momentos dulcificados de una adolescencia que ya podría corromperse con la desesperación del paria. Desbocado, emplea su tiempo en la mejora de su continuo.

Lola Boxing es su Reina en el Sur.

Atora los sentidos de quien la mira fijamente mientras teclea rápidamente en su Qwerty multicolor Me fascina ese esmeralda violeteado con el que desnuda el alma del que la contempla.

Seduce con el gesto y con la pasión con la que habla de sus "hijos". Los que ha sacado de una calle para darles una oportunidad distinta, sentirse libres por primera vez. Bien dirigidos y no humillados por los desvaríos de una generación que putrefacta rápidamente las brotes que ni siquiera habían llegado a emerger. Escucho agazapado pensando que viene otra de soberbia y de salvajismo en extremo a lo que estamos acostumbrándonos inyectado en gotero, pero no, la gota que surge es la de sus ojos que se humedecen y hacen resplandecer aún más el violeta esmeraldado de sus iris.

Se trazan sombras en el castillo de las ideas y se oscurecen las callejuelas de su memoria cuando comienza la catarsis provocada ante mi pregunta.

La desdicha y el desencanto nieblan su vista. Se entorna con la cortinas húmedas que empiezan a brotar mientras continúa con su declaración de intenciones encaminadas hacia un nombre que suena alejado de lo que bruscamente se vivía. H es la casmodia del irredento. El que ha visto pasar demasiado cerca el mordisco de la desesperanza ante sus ojos. Rechazó la contagiosidad de un futuro oscuro, como ojete de grillo, para saltar a este lado del charco.

Lola Boxing , vincit.

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