La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Lopera en el Parlamento andaluz

Jaleamos como en el fútbol, aplaudimos en los funerales como en el fútbol y hablamos como los dirigentes del fútbol

Que el parlamentarismo en España no es el de los tiempos de Cánovas y Sagasta es una evidencia. Ni en plena pandemia moderan el lenguaje sus señorías. No hace mucho tiempo, en un bronco debate en la Carrera de San Jerónimo, oímos cómo los diputados se dedicaban lindezas de una bancada a otra como alumnos díscolos que aprovechan la ausencia del maestro. "¡Machista!". "¡Gamberro!". Si toda crisis es una oportunidad, nadie de la clase política está aprovechando la actual para emerger como una figura, ni de la gestión, ni mucho menos de la oratoria. Peor aún es el uso del lenguaje, el de un español que el mismo Gobierno ha vendido al mejor postor con tal de asegurarse apoyos para retener la Moncloa. En Andalucía no hemos llegado todavía a semejante nivel de crispación, pero daba pena el otro día cómo sus señorías de las Cinco Llagas hacían suya la forma de hablar de Manuel Ruiz de Lopera. Igual que aquel "sí o sí" de José María del Nido es usado por todo bicho viviente en cualquier contexto en España, la célebre alusión a la UVI de don Manuel se ha colado en el Parlamento autonómico. Fue la diputada gaditana por Ciudadanos Ángela Rodríguez la que comenzó una intervención el pasado jueves de la siguiente forma con motivo de una moción relativa a políticas activas de Empleo: "Gracias, señora presidenta. Buenos días, señorías. ¡Estábamos en la UVI! ¡Nadie daba un duro por nosotros! ¿Recuerdan estas frases? Andalucía vivía en un sistema podrido de corrupción...". Y la señora Rodríguez se explayó ya en el tema de la moción en particular. Mayor pobreza no cabe. El forofismo como recurso de oratoria en una cámara de representación. Y eso que hemos oído casi de todo, como aquel director de la RTVA que en una comisión parlamentaria reconoció que no traía documentación. "Ando chungo de papeles". Menos mal que la diputada Rodríguez no hizo alusiones a los quesos y filetes que se comían algunos, a los balones de entrenamiento que se llevaron otros, y a los frigoríficos que daban calambres con cuya venta comenzó don Manuel a hacer carrera. Eligió las frases loperianas de mayor arenga, no sin provocarnos cierto sonrojo. El balompié lo invade todo en esta cultura del espectáculo en la que vivimos. Jaleamos como en el fútbol, aplaudimos en los funerales como en el fútbol y nos expresamos como los dirigentes del fútbol. Claro que estamos en la UVI, en la de dirigentes incapaces de ponerse de acuerdo cuando padecemos la peor tragedia. Y nada de lo que ocurre en la sociedad es ajeno al lenguaje.

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