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El problema del trabajo ha sobrepasado a las fuerzas sindicales y es una cuestión de derechos humanos

Como si se tratase de una película y llegáramos a una escena próxima al final, donde el argumento cambia y ofrece una nueva perspectiva para la historia y los personajes, en el mundo del trabajo se está produciendo un cambio negativo que supone una involución de los derechos y condiciones de trabajo. Es un cambio invisible y silencioso ya que se viste de una fina legalidad y una cobertura jurídica inmoral. Lo peor de todo es que se impone poco a poco y deja en evidencia los años de lucha sindical dejando claro que el esfuerzo de muchas reivindicaciones no ha servido para nada. La estabilidad laboral va dejando paso a los achaques de las imposiciones y vejaciones de otra época.

Para ser más concisos el giro melodramático comenzó con la aparición de empresas de trabajo temporal que ofrecían trabajadores a bajo coste a otras empresas para hacer lo mismo que sus empleados y con el hándicap de que estos podrían ser expulsados de la empresa-cliente en cualquier momento. Luego esto continuó con la ampliación de empresas de servicios especializadas en ofrecer trabajadores a bajo costo para otras empresas. Por supuesto hablamos de trabajadores que trabajan como los de los centros de trabajo de donde son destinados por mucho menos que los de allí. En el Estatuto de los trabajadores existe la figura de la explotación laboral, no obstante estas formas jurídicas se escapan de eso al ser consideradas legales. Pero con ellas hemos involucionado a otra época de nuestra historia, sin duda.

Lo peor de todo es que algunos de estos subcontratados reciben amenazas y coacciones para realizar ciertas funciones que los operarios de esos centros se niegan a realizar. La posibilidad de salir inmediatamente de esas empresas es el arma empleada para imponer, por la fuerza, acciones ilegales donde el ejecutante de las mismas se arriesga a penas privativas de libertad. Y por si fuera poco han aparecido nuevas formas de explotación legal, llamadas trabajos fantasma. Estos surgen en algunas estaciones de servicios y en algunos comercios de alimentación en los que los clientes deben realizar labores como expenderse combustible ellos mismos o servirse alimentos sin tener titulación para ello y sin percibir remuneración económica a cambio. La situación es preocupante como vemos. Y ya se ha convertido en un problema de derechos humanos más que sindical. Estamos tocando fondo.

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