Lunes

El dilema absurdo del viaje en el tiempo no tiene ningún sentido porque el pasado no existe

Este lunes he viajado al pasado en día laborable como un investigador que viene del pasado, justo hace algo más de treinta años y estoy en el presente, y también en el pasado. El dilema absurdo del viaje en el tiempo no tiene ningún sentido porque el pasado no existe, como no existe el futuro para el que viene del pasado. Todo, absolutamente todo y para todos, es el presente. El pasado es sólo un una nostalgia vana y un conjunto de miedos y vacíos inútiles. En Granada aunque las calles perpendiculares a la calle Gonzalo Gallas parece tener papelerías vetustas que estarían ya allí antes, ya no están en el recuerdo y por tanto, nunca existieron. Aquel colegio mayor nunca existió, no era así, aunque lo parece con sus módulos extraños. Había otras cosas alrededor, las calles eran más estrechas, había otro edificio enfrente, o sigue igual, estaba más arriba. La entrada es la misma pero ahora pone Instituto de Estudios sobre el Agua y hay gente joven manipulando tubos salidos de una estancia que pone sala de barcas. Pero allí nunca hubo tubos ni barcas, y ese almacén no existía. Tantas veces he soñado que vuelvo a entrar y sigue habiendo estudiantes que viven allí y sigo subiendo a mi habitación y organizo las cosas, hasta que me doy cuenta de que hay algo que no encaja y no tiene sentido. Sigue estando esa entrada como un soportal de arbustos que da sombra, entro tímidamente y hago fotos y nadie me pregunta nada y casi llego a la entrada donde debía estar el conserje manipulando la centralita de teléfonos. Pero no me atrevo a mirar y me doy la vuelta. Nadie me pregunta nada porque es solo un sueño de un lunes, no estoy haciendo una visita nostálgica de sábado, no estoy en ninguna reunión de antiguos alumnos. Simplemente no estoy y ya ha pasado. Sólo tengo fotos como las que tengo de hace más de treinta años. Ahora estoy en mi presente rutinario, veo por fin el horizonte de siempre desde mi ventana. He despertado del sueño pero las fotos están ahí, con su fecha y su hora. Pero el pasado no está allí. Solo hay algo que se le parece, con tubos blancos extraños que suben al tejado. Supongo que habrán puesto aire acondicionado, antes solo había calefacción vetusta, y la diferencia con el sueño es que tengo fotos, pero también desaparecerán, como este artículo y este periódico, como este papel. El pasado seguirá siendo una nostalgia inmaterial y por tanto inexistente.

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