La cuarta pared

Luz de domingo

Es, junto con Pedro Almodovar, el único español que ha ganado dos Premios Oscar de la academia

Mucho Hace mucho tiempo que tenía en mente dedicarle el artículo de la semana a un ilustre personaje de primer nivel. Diría que casi desde el principio de mi andadura en esta sección dedicada de forma más o menos directa a la arquitectura y a las artes escénicas.

Que arquitectura y cine tienen una relación directa y casi nuclear es algo que no escapa a nadie. No solamente por el hecho de que las películas suceden en escenarios arquitectónicos en los que la propia narrativa visual y espacial es tan importante como el argumento o la trama. También hay una relación profunda a nivel intelectual y creativo que discurre en ambas direcciones. El proceso de proyectar podría asemejarse a la construcción de un guión cinematográfico en el que el edificio se materializa a partir de un relato abstracto. El éxito estriba en que la idea germinal acabe fluyendo hasta el final mientras se encajan las distintas piezas complejas que conforman el edificio. En el sentido inverso, una película se narra como una sucesión de espacios, ambientes y localizaciones geométricas y materiales, para acabar provocando un estado de sensaciones emocionales en el espectador.

Muchos cineastas son y han sido arquitectos de formación. Sergei Eisenstein (El acorazado Potemkin, 1925), Fritz Lang (Metrópolis, 1927) o Fernando Colomo (Tigres de papel,1977) son de los más reconocibles a nivel internacional, pero hay otros tantos que de una forma u otra se han movido a caballo entre ambas disciplinas.

Uno de los casos más sorprendentes, y tal vez menos reconocidos por el público en general, es el de Gil Parrondo. Asturiano, arquitecto y pintor de formación, dedicó casi la totalidad de su vida profesional al mundo del cine, en el que destacó como director artístico en multitud de producciones de primer nivel. Es, junto con Pedro Almodovar, el único español que ha ganado dos Premios Oscar de la academia (Patton, 1970 y Nicolás y Alejandra, 1971), además de unos cuantos Goya y premios varios. Fue el director artístico de cabecera del también oscarizado José Luis Garci.

Hace algunos años tuve la ocasión de visitar la exposición "la realidad proyectada" en el Patio de Luces de la Diputación de Almería y quedé cautivado. Cuando se contemplan sus bocetos y diseños para las ambientaciones de películas, se aprecia la mano del arquitecto. El gusto por el detalle, la cuidada composición de escenas, el orden y la precisión. Arte en estado puro.

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