T ENGO la impresión de que Macron ha resucitado la "grandeur francesa", y mira por dónde, ha sido España la primera nación que le ha puesto en bandeja la forma de mostrarlo públicamente. Ha sido ignorarlo en una reunión para debatir la prolongación, nada menos que por los Pirineos franceses, de la tubería española, precisamente, del gas natural, y le ha faltado tiempo para decir aquello de "¿qué se discute? que me opongo".

Y lo gracioso es que lleva razón, porque el enganche que hay por el País Vasco está funcionando al 50 % de su capacidad. Y de paso ha dicho eso de que "si es por la electricidad, que no se preocupen mis vecinos de arriba, que aquí tengo yo la que haga falta, que mis centrales nucleares están ociosas".

Puestas así las cosas, si salimos vivos de la que hay liada en Ucrania con esa nuclear que están tratando a patadas, yo creo que tendremos una prueba clara de la existencia de Dios y una prueba clara de que las nucleares son seguras.

Y encima aclara que esa tubería no serviría para el Hidrógeno. ¡Vaya racha que llevamos!