La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Madrid, víctima del partidismo

El Gobierno ha visto en Madrid el eslabón más débil del poder del PP, y el PP ha pretendido erigirlo en contrapoder: sin éxito

La situación sanitaria de Madrid es muy grave por razones objetivas: una comunidad muy poblada, con espectaculares niveles de movilidad interna, eje central de las comunicaciones de España, principal potencia económica del país, polo de atracción de las comunidades aledañas... Y es gravísima por razones políticas: la pésima gestión de la crisis por parte del Gobierno regional y la ausencia de colaboración y coordinación entre el Gobierno regional y el Gobierno de la nación.

Todo esto ha podido ocurrir por el enfoque partidista que se le ha dado a la pandemia y a las crisis económica y social subsiguientes (en realidad, el enfoque que se le da a casi todo en España). El Gobierno no ha dejado de ver desde el principio a la Comunidad de Madrid como el eslabón débil de la cadena de poder que el Partido Popular ha podido conservar a causa de la debilidad de su liderazgo, encarnado por una protegida de Pablo Casado que, a diferencia del alcalde madrileño, también del PP, se ha revelado una gestora deficiente y una dirigente polémica e inmoderada. Por su parte, Díaz Ayuso ha ido siempre a la contra del Gobierno central, pretendiendo levantar una especie de contrapoder a la Moncloa y erigirse en ejemplo de gestión eficaz y sensata frente a los disparates, imprevisiones y mentiras de Sánchez. Sin éxito, porque lo que ha sucedido en Madrid con las residencias de ancianos, los rastreadores y la asistencia primaria la descalifican. Muchas cosas ha hecho mal Ayuso, muchas cosas ha hecho mal Sánchez.

Ahora, con una incidencia del virus que triplica actualmente la media española, el aumento sostenido del número de muertes y más del 60% de las camas de UCI destinadas a pacientes del virus, los dos dirigentes han caído en la cuenta de que deberían reunirse a ver si es posible colaborar en la lucha contra el Covid y sus secuelas en la comunidad de mayor PIB del país. Trece meses después de que Isabel Díaz Ayuso fuera elegida para el cargo, siete meses más tarde del reconocimiento oficial de la pandemia con el primer estado de alarma. Y aun así, antes de la cumbre deberán sus equipos coordinar las agendas y preparar el escenario y el momento, así como pactar palabra por palabra el comunicado oficial de la reunión, que son las cosas que más preocupan a nuestros líderes políticos.

Todo sería más fácil si ambas partes se fijaran en lo que se necesita: medidas drásticas, recursos excepcionales y lealtad.

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