La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Maíllo tiene cara de Valderas

C´s no puede, por su pelea con el PP, volver a pactar con el PSOE, lo que obligará a Susana a mirar a Adelante Andalucía

No se arriesga mucho si se pronostica que dentro de dos semanas el PSOE seguirá siendo el partido más votado en las elecciones andaluzas -eso dura ya 36 años, con una sola excepción en 2012- y que continuará alejado de la mayoría absoluta que permitiría a Susana Díaz gobernar sin socios, pactos, alianzas ni ataduras.

Una situación bastante parecida obligó a Susana a someterse a cuatro votaciones de investidura para conseguir asentarse en San Telmo -allí llegó vía digital de Griñán- gracias al pacto con Ciudadanos. Repetir este acuerdo en la próxima legislatura se antoja posible, pero muy improbable. El motivo fundamental es que la prioridad estratégica de Rivera -en esto Juan Marín ejerce un papel secundario- es superar a Casado como líder del centroderecha en España, posibilidad que sería arruinada por cualquier forma de colaboración de Ciudadanos con los socialistas en vísperas de elecciones autonómicas, municipales y generales. Lo que pudo ser en 2015 no podrá ser en 2018.

De modo que a Susana Díaz sólo le queda mirar hacia su izquierda (por cierto, el último sitio al que querría mirar), para buscar ayuda en Adelante Andalucía, la coalición de Podemos, Izquierda Unida y algunos acompañantes escuálidos. Y buscarla pronto, sin esperar a la investidura y la formación de gobierno, porque si PP y Ciudadanos sumaran más escaños que el PSOE, este partido llevaría muchas papeletas para perder la presidencia del Parlamento.

¿Será fácil un acuerdo entre el PSOE-A y la Doble A? Todo lo contrario. La hostilidad entre Susana Díaz y el tándem Teresa Rodríguez-Antonio Maíllo es manifiesta; sus diferencias ideológicas, evidentes; sus discrepancias políticas, profundas. Susana rompió arbitrariamente su gobierno de coalición con IU, IU salió escarmentada de la experiencia y Teresa por nada del mundo compartiría poder ejecutivo con Susana. La desconfianza es tan intensa que tampoco aceptarían firmar un pacto de investidura sin gobierno compartido, vigilando desde fuera.

Lo único que abona la posibilidad del acuerdo -y no es moco de pavo- es el férreo compromiso de Adelante Andalucía para cerrar el paso a PP y Cs en la Junta. Algún tipo de pacto con el PSOE sería el mal menor para la izquierda radical. Desde esa perspectiva se ve más factible un intercambio de favores entre las dos izquierdas: Gobierno para el PSOE, Parlamento para AA. Por eso digo que a Maíllo se le está poniendo cara de Diego Valderas.

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