República de las Letras

Mal balance

¿Dónde quedaron las caceroladas y los que decían que todo era un montaje del "coletas" para instaurar una dictadura?

Wue 2020 ha sido malo, todo el mundo lo tiene claro. Hay que agregarlo a la serie histórica de años nefastos para España en el último siglo: 1898, 1918, 1936… Y, como todos ellos, va a ser el año en que todo empiece a cambiar para que todo siga igual. Porque de este 2020 nefasto se extraen racionalmente varias conclusiones, varias enseñanzas. Hay cosas que han quedado muy claras y que habrá que tener en cuenta para lo sucesivo. Por ejemplo, que la derecha está al servicio del capital y es su correa de transmisión en Política y en Economía. Lejos de hacer piña con el Gobierno en la lucha contra el enemigo común que es la pandemia la derecha no ha hecho otra cosa que poner palos en la rueda oponiendo Economía a Salud, beneficio de la patronal y de las finanzas antes que acabar con el virus. En junio el Gobierno consiguió controlarlo. Pero había que "aprovechar" el verano y todo se fue el garete. Una cosa que no he entendido nunca es cómo las empresas grandes no han tenido fondos para aguantar el envite. ¿Tan al día viven que no pueden aguantar un año o dos de vacas flacas? ¿Qué son, malos empresarios, malos economistas o todo a la vez? Pero, en fin, se ha visto claro que patronal y derecha son una misma cosa y que sus intereses no casan en absoluto con los de los trabajadores. Esto, que siempre ha formado parte de la teoría política, se ha visto reflejado en el día a día de la gente en medio de la pandemia. ¿Dónde quedaron aquellos de las caceroladas, los que hablaban de una conspiración, los que decían que todo era un montaje de Sánchez y "el coletas" para instaurar una dictadura comunista o una especie de gran hermano que nos vigilase a todos? Otra importante conclusión que se extrae de la pandemia es que no ha habido noticias de Dios: Dios, ni ha estado ni se le espera. La gente no ha invocado un milagro divino procesionando penitencialmente con hachones encendidos. Ha confiado en la Ciencia. Ha esperado la vacuna. Ha creído a los epidemiólogos y ha atendido las directrices de los organismos nacionales e internacionales de Salud, no a la religión. Las iglesias no se han llenado de desesperados. El Catolicismo no ha representado ningún papel en esta pandemia. El coronavirus ha cerrado un ciclo de más de dos mil años de Historia. La ocasión histórica del Cristianismo originario se ha perdido definitivamente. Que 2021 sea mejor para todos: más que nunca, SALUD.

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