Mala imagen

Los políticos españoles dan muy mala imagen, todos, los de todas las fuerzas políticas. No guardan normas de comportamiento

En varios manuales escolares oficiales he encontrado diversos regímenes disciplinarios para cuando no se cumple una buena conducta, es decir que existen sanciones determinadas cuando el comportamiento de un menor es inadecuado. Copio textualmente uno de ellos: "Los alumnos deberán mantener en todo momento, tanto durante las clases, como en los recreos y en las entradas y salidas del centro, una actitud respetuosa con los profesores y compañeros y hacer uso de unas normas básicas de cortesía". Y señalo: "actitud respetuosa". En los regímenes disciplinarios de los cuerpos de funcionarios e incluso en los convenios colectivos de los sectores privados existen sanciones a la falta de la actitud correcta. Copio el artículo 54.c) del Estatuto de los trabajadores: "Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos". ¿Por qué digo todo esto? Porque en la vida pública de la clase política no encuentro ninguna actitud respetuosa con sus iguales, y mucho menos sanciones al respecto. Y realmente esto es incomprensible, al menos para mí. No solo el grito, el insulto, y las faltas de respeto, suponen el día a día sino que no hay consecuencias. Parece que, como el principe de Maquiavelo, están por encima del bien y del mal. A ellos no les aplican las mismas normas que a los demás, lo cual es una discriminación positiva y una ofensa al resto del pueblo. Pero sobre todo esto da muy mala imagen no solo al exterior sino en el interior. Los niños no pueden crecer con ese modelo de perfil político, agresivo, depredador. Los ciudadanos no pueden perder la confianza en la casta por los discursos barriobajeros e irrespetuosos de estos en los medios. Tal vez esto sea así porque la mayoría no son profesionales, sino intrusos. Carecen de formación y de experiencia previa para ocupar el cargo público. Tan solo cuentan con la fe en ciertas siglas y en la confianza otorgada, nada más. A mí esto me parece espantoso, la vedad. Imaginen a un médico o a un juez ocupando una plaza solo porque tienen fe, sin estudiar nada. El pueblo debería exigirle a estos unos requisitos de acceso y el respeto a unas normas de comportamiento, además de la fe. No podemos contentarnos con personas que dedican su tiempo a ofender, a odiar y a dividir a la población. No podemos contentarnos con la mala imagen que dan.

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