La tapia del manicomio

(Mal)humor

¿Cómo se explica que nos mostremos tan cobardes al razonar y tan temerosos de afrontar la prueba del ridículo?

Eeírse está cada vez más difícil. Empezamos censurando los chistes de mariquitas, gangosos y baldados en general, y ya no se pueden hacer ni de Franco. Al parecer ahora lo correcto es llevar puesto el careto de seriedad y que no se nos note el más mínimo intento de satirizar algo o, simplemente, de reírnos.

¡Qué lejos quedan aquellos chistes negros, transgresores, surrealistas y anarquizantes de Gila, Chumi Chúmez o Tono! Un ejemplo que hoy sería objeto de denuncias y hasta de cárcel, era aquel de Gila que contaba la broma que le gastaron al hijo del boticario del pueblo, que acabó electrocutado. El padre del occiso comenta al final: "Me habéis matado a un hijo, pero me he reído…".

Los oyentes nos reíamos aun más, cosa que se nos antoja difícil que pasara hoy. Hasta las famosísimas conversaciones telefónicas de Gila con "el enemigo" no sabemos si serían aceptadas, por tomarse a chacota una cosa tan seria como la guerra.

La cuestión no es nueva, aunque ahora pasemos un período especialmente "sieso". Ya a principios del siglo XVIII, Shaftesbury escribió un "Ensayo sobre la libertad de ingenio y el humor" del que entresacamos unos párrafos que vienen al pelo. Son un poco largos, pero más sustanciosos que los comentarios que nosotros pudiéramos añadir a lo dicho arriba: "Muchas veces me asombra ver a hombres sensatos vivamente alarmados ante la posibilidad de hacer el ridículo al ocuparse de algunas materias, como si desconfiaran de su propio juicio.

¿Qué poder tiene la burla frente a la razón? (…) ¿Cómo se explica que nos mostremos tan cobardes al razonar y tan temerosos de afrontar la prueba del ridículo? Ah, es que las materias son demasiado serias, decimos. Puede ser, pero asegurémonos primero de que realmente lo son, porque de lo contrario tal vez nos las imaginemos muy serias y graves, pero sean harto ridículas e irrelevantes en sí mismas."

Si nos preguntamos ¿"cui prodest" la seriedad del asno?, los poderes públicos y los poderosos son los primeros que se vienen a las mientes. A las religiones siempre les ha venido bien ponernos firmes a fuerza de amenazas.

Y a los "gremios" en general, profesionales y colectivos de todo tipo, que soportan fatal las críticas. Por favor, échenle un vistazo al opúsculo citado. ¿No nos vendría mejor fomentar un estado de ánimo positivo?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios