La tapia con sifón

Mantecado helado

Lo que ya no se encuentra es el clásico mantecado helado, cuya receta es fácil

La venta de pequeños electrodomésticos se ha disparado durante el confinamiento. En correspondencia con el gran consumo de harinas y levaduras, las amasadoras y las básculas han duplicado sus ventas; los robots algo menos, un 65 %. No tengo datos de las ventas de heladoras, pero ahora que llega el verano podrían ser las superventas de la temporada. Son baratas, las hay a partir de 20 eurillos para 1,5 o 2 litros de helado. Es más sencillo hacer un helado que un bizcocho y evitamos engullir la tremenda cantidad de aditivos que llevan los industriales: la lista de ingredientes de cualquier helado envasado mete miedo. De los que compramos a granel en las heladerías "artesanales" no hay manera de saber los ingredientes pero, a tenor de los extraños colores que exhiben y de los sabores químicos de la mayoría, no deben ser muy naturales. Sin hablar de las malas digestiones que provocan a los de estómago "delicao". Algunas excepciones hay: el pasado verano recomendé los de Abuela Ili, junto al teatro Apolo, y hoy recomiendo "Helados del Desierto", fabricados en Huércal con productos almerienses frescos y naturales, según la propia empresa, ya que no he podido acceder a la composición, que debería ser pública como mandan las leyes para todo alimento. Por eso, mi recomendación se basa sólo en la cata de varios de sus sabores, muy conseguidos, ricos de comer, justos de azúcar y, de momento, de satisfactoria digestión. Tienen varios puntos de venta en el paseo marítimo de Retamar, el Toyo y la capital; acaban de abrir en la esquina de Trajano y Real, y van a inaugurar otro en Obispo Orberá.

Lo que ya no se encuentra es el clásico mantecado helado, cuya receta es así de fácil: 3/4 l de leche, 4 huevos, 130 g de azúcar, 1 palo de canela y 40 g de mantequilla sin sal. Se hierve la leche con la canela dos minutos y se deja templar. Mientras, se baten enérgicamente los huevos con el azúcar hasta que estén blanquecinos, se añade la leche colada y se pone a fuego suave hasta que empiece a espesar (82º C: la cuchara de palo se empaña); se aparta, se disuelve la mantequilla y se deja enfriar en el frigo. Se pone en la heladora. Si aun no la tiene, meta la crema en el congelador y, antes de que se congele, la bate con la minipimer; repita esa operación tres o cuatro veces. No se esponja tanto como con la máquina, pero se apaña uno.

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