Márgenes

Lo no común siempre es una agresión a lo común y por lo tanto más respetable para la idea de un nuevo canon

Permitánme reflexionar en voz alta sobre cultura: tras unos años observando los vericuetos de mi tiempo presente me da la impresión de que la cultura no es democrática. No existe ninguna consulta popular sobre los destinos culturales. Tampoco hay un sistema asambleario para debatir con el pueblo cuestiones de esta índole. Al contrario la cultura es oligárquica. Las dialécticas de este sector se mueven a través de los brazos directos o indirectos de las instituciones y de ciertos grupos de poder. Y tras esas presencias, se delatan las hordas, las tribus, los individuos y las cesiones. Ante esta situación, la gestión cultural se establece por razones ajenas a la misma cultura, lo que provoca una selección natural basada en la dominación del más fuerte. Es imposible, así, erradicar el concepto de élite, o de elitismo, del mundo de la cultura. Al mismo tiempo no podemos considerar que la cultura sea justa. No lo es en absoluto. Los valores vinculados a las actividades culturales no inciden en el concepto de equilibrio entre las partes, que es la idea aristotélica por la que se mueve la justicia. Al contrario se da ampliamente la certeza de los desequilibrios y los desniveles en este contexto. Por ende, por la ausencia de democracia y de justicia, se puede afirmar que todo debate sobre la vanguardia y el canon es pura ficción, apariencia, Si el motor cultural es externo a la cultura el producto (común) cultural no puede ser original sino estereotipado. Así pues, en la búsqueda de una originalidad real no queda más remedio que buscar lejos de lo común. Eso es en los márgenes de la oligarquía. En este territorio inhóspito, pero lleno de voces independientes, se da un rasgo muy llamativo: lo autobiográfico. Parece que es la vía más sincera hacia la originalidad, porque escapa de lo común y se acerca a un individualismo fuerte. Pero analicemos esto: lo autobiográfico marca un camino no común desde la identidad y como tal supone un discurso crítico. En realidad decimos que todo discurso no común es un discurso crítico al presentarse como singularidad, y toda singularidad es opuesta a lo común (lo cuestiona). También decimos que todo discurso no común está en los márgenes, en la heterodoxia. Finalmente con esta idea de singularidad y heterodoxia podemos concluir que es posible un nuevo horizonte más transformador y aperturista. Al menos eso creo hoy. Ya veré mañana.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios