Libertad Quijotesca

Mary Beard, poeta de la historia

Nos enseña que la historia no es un manual de instrucciones. Reconstruimos el pasado en el presente para el futuro

Por la vía Apia de la vida camina la historiadora Mary Beard, siempre ataviada con la sonrisa de las personas que eligen tener esperanza en el ser humano, con la imprescindible prudencia y humildad de no ignorar su naturaleza y condición. Es un equilibrio difícil, no exento de sufrimiento, y se llama libertad, porque crece en el frondoso terreno de la honradez intelectual. En 2016 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Su discurso fue colosal, música, poesía para pensar: "La historia no es simplemente un tema reservado a unos pocos profesores solitarios encerrados en sus bibliotecas…se trata de una actividad ciudadana, comunal y compartida…no ser capaz de pensar en forma histórica hace que seamos todos ciudadanos empobrecidos". La antigua Roma es su gran pasión, así como el pensamiento filosófico y movimiento social feminista. Su ensayo Mujeres y Poder: Un manifiesto, es un ejercicio de lucidez y capacidad comunicativa sobre el eje central que conforma el feminismo desde la Ilustración: sin educación, para mujeres y hombres, no es posible superar la oscuridad del machismo y el complejo entramado secular que lo sostiene, que no es otro que el patriarcado. Naturalizar que el poder, lo público, también es para las mujeres. Afirma que "si no se percibe a las mujeres dentro de las estructuras de poder, entonces lo que hay que redefinir es el propio poder". En este convulso y desagradecido presente donde, con arrogante necedad, se pretende imponer la tiranía del conocimiento inútil, Beard nos recuerda que "la historia no es un libro de respuestas a los problemas actuales, pero si nos enseña acerca de nosotros mismos, desafiando nuestras certidumbres culturales y abriendo nuestros ojos a distintas perspectivas, y alienta una cierta humildad cultural". Las histerias históricas, sus falsedades y manipulaciones son las rendijas por las que se cuelan tiranos, dogmas, injusticias y miserias. El fanatismo ideológico que padecemos y que no somos capaces de afrontar demuestra que no hemos aprendido nada del convulso siglo XX. Mucho menos de la antigüedad. Hay que mirar más al Tíber y menos a la pelusa de nuestro ombligo. Uno de los hechos que más le gusta recordar a Mary Beard es que el mayor superventas de la cultura occidental es La Eneida de Virgilio. Nunca nos rindamos al asedio de tiranos, y sus caballos de Troya.

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