Este microrrelato está basado en hechos reales. Asomo hace un par de semanas por el bazar chino que hay frente al Aldi próximo al barrio de El Puche. Al entrar aguardo la cola y oigo a la señora que está justo delante pedirle a la dependienta unas mascarillas infantiles. Ésta le responde que las tiene de dos precios, a 1,40 con dibujo y 1 euro las lisas. La señora le espeta que le saque una caja de diez lisas, pero con rostro horrorizado comprueba que en un lateral tienen una minúscula bandera de España. Ante tamaño sacrilegio, la señora le dice que no puede llevarse esas "porque en tal caso sus niños van a quedar marcados en el colegio" (sic). Uno traga saliva viendo al punto que hemos llegado para renegar de la rojigualda en este rincón del sureste peninsular, que no ya en Cataluña o el País Vasco. La señora, todo dispuesta, le pide a la dependienta que le saque las otras, con lo que al final termina pagando 4 euros más al llevarse las caras. Ya en mi turno, irónicamente, le digo a la dependienta que hubiera sacado alguna con la bandera china, que igual así colaba.