Mascarillas 'pretaporter"

En la indumentaria de la nueva normalidad, las mascarillas pueden ser un complemento "pretaporter"

Se convertirán las mascarillas en un complemento "pretaporter" propio de una sociedad "distópica"? Además de la disculpa por la buscada impropiedad de dos términos reunidos en la pregunta, su contenido requiere alguna precisión. Las exiguas, limitadas o imposibles oportunidades de mercado -dícese, hasta con mal fario, "nichos de mercado"-, en esta excepcionalidad pandémica, están echando a pique muchas de las actividades económicas que se sostienen en aquel, en el mercado, Aunque, a la vez, en iniciativas emprendedoras o de supervivencia y todavía minoritarias, se da con nuevas posibilidades o se acrecientan y diversifican algunas actividades que contaban con escasa o restringida atención. La moda, como tantos otros sectores, no queda fuera de esta reconversión singular -por debida a una alteración mayúscula y sobrevenida, en lugar de anunciada con el mal presagio de la decadencia-. Y ya aparecen mascarillas -de catálogo y a "pretaporter"- como complementos bien conjuntados, para vestir con ropa casual o de alta costura. Otra cosa es que esta indumentaria preventiva se convierta en manifestación cotidiana de una distopía. Esta última, en sentido genuino, es una representación ficticia -por eso acuden a ella la literatura o el cine- de sociedades futuras cuyas características, formas o maneras no resultan nada halagüeñas sino perturbadoras, negativas y causantes de alienación. De modo que los individuos, los ciudadanos, los colectivos o las gentes (preferencias hay entre estos términos según la orientación e intenciones de quien los use), experimenten limitaciones, condicionamientos o determinaciones debidos a factores externos de distinto carácter, sea sociales, económicos o, como viene al caso, preventivos. La distopía, por tanto, es contraria a la utopía. Igualmente imaginativa esta última, cierto, pero bastante más deseable.

Cabe, en fin, reformular la pregunta del principio, ya algo más explicada, y discurrir sobre si la nueva normalidad lleva a una distopía de inciertos efectos. Aplicado el entendimiento a las medidas que adoptar en las distintas fases de la "desescalada", durante el trayecto hacia la estación de una normalidad alternativa -acaso menos contradictorio sea este carácter que el de nueva-, el tiempo venidero se barrunta "distópico". Ahora bien, caracteriza al género humano la superación, y el olvido, de los cataclismos. Y el "pretaporter", tampoco se olvide, es mudadizo y cambiante.

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