Máster en ceguera

Por eso está la gente enfadada. La gente no es tonta, sabe que los políticos mienten

Llegará Semana Santa. Las vacaciones son milagrosas en este aspecto. Todas las oleadas de indignación del trimestre que empezaron con los jubilados se irán aplacando. Sus proclamas perderán brillo y la mitad de ellos pillará un resfriado por manifestarse con este tiempo. Después todo será paz. El calor llenará los parques y la gente soñará con el verano. Así imagino el razonamiento de nuestra clase dirigente, que, como es sabido, no tienen otra estrategia ante las crisis que la de esperar a que escampe.

Pero, hete aquí, que aún no se habían terminado las torrijas y llega el máster de Cifuentes. Parecía un tema menor ¿verdad? Un político más siendo creativo con su curriculum. ¿Y cómo lo afrontaron? Desde la técnica habitual: la regla del tres: negarlo, presentar a los que les critican como enemigos del pueblo y decir que los demás también. Que esto último, por ironías de la vida, parece cierto y está haciendo aligerando curriculum en parlamentos de toda España a velocidad de crucero.

Si hay una frase que resuma la lejanía de la clase dirigente de aquellos a quienes representa es la pronunciada hace unos días por un dirigente popular: Mintió en el máster ¿y qué? Solo quien está convencido de merecer un trato preferencial por su cargo puede pensar así y estar tan ciego para no entender la indignación que recorre a las clases medias. Después de tantos escándalos de corrupción ¿van a caer por los curriculum? Pues sí. Esa clase media que no aspira a la revolución sino a tener Netflix, ha creído que la educación era el ascensor social y tener un hijo en la Universidad la mejor prueba de esa movilidad vertical, hacia arriba.

Por eso está la gente enfadada. La gente no es tonta, sabe que los políticos mienten Pues eso es lo que no entienden, que cuando han degradado al nivel de curso por correspondencia, aquello que la clase media puede hacer por mejorar la vida de sus hijos, darles "una carrera", y ni uno de ellos -políticos y universidades -es capaz de pedir perdón, esta indignación de quienes tienen además más altavoces para mostrarla no la acallan simplemente esperando y ya, ni con la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Es la Universidad española la que está, ahora, cuestionada, y tendrá que reflexionar, cambiar, explicar que son esos másteres creados para dar lustre a políticos y las relaciones de favor entre unos y otros.

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