Noticias que han coincidido en los últimos días, como la intención de Pablo Casado de rebajar el Salario Mínimo o la muerte de María José Carrasco ayudada por su marido, aparentan ser muy dispares, pero tienen un claro nexo de unión: la dignidad. Algunos intentamos mejorar la vida de la gente, mientras otros persiguen su propio beneficio o, en el peor de los casos, el de nadie.

En los últimos nueve meses, los socialistas hemos subido el Salario Mínimo hasta los 900 euros, hemos mejorado la protección de los autónomos, hemos conseguido un crecimiento mayor que el de las principales economías europeas y hemos logrado que se cree empleo a los mismos niveles que antes la crisis. Pero lo importante, llegados a ese punto, era conseguir que los frutos de ese crecimiento se distribuyeran entre la mayoría social del país.

Por eso, hemos recuperado la universalidad de la Sanidad Pública, hemos garantizado el poder adquisitivo de las pensiones, hemos recuperado la cotización para las cuidadoras de dependientes, hemos impulsado el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y hemos reforzado la lucha contra la pobreza infantil.

Hemos hecho mucho, pero queda mucho más por hacer. Por eso, a partir del 28 de abril, nos comprometemos a aplicar todas las medidas que han estado bloqueando Cs y el PP en estos meses, así como a poner en marcha otras nuevas.

Vamos a ampliar la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, revisar el copago farmacéutico, crear un Ingreso Mínimo Vital, mejorar la atención a la dependencia y reformar el sistema público de pensiones, garantizando que se actualicen con el IPC real y aumenten más las mínimas y no contributivas.

En materia de infancia, aprobaremos una Ley contra la violencia infantil y apostaremos por la educación en valores. También promoveremos la vivienda de alquiler social, impulsaremos una Estrategia contra la pobreza energética y restableceremos la renta básica de emancipación para el alquiler de vivienda. Además, aprobaremos una ley para regular la eutanasia e impulsaremos una política migratoria europea, para luchar contra el tráfico de personas, respetando siempre al máximo los derechos humanos.

En unos tiempos en los que algunos conceden tan poco valor a esa vida digna a la que todos tenemos derecho, no está de más recordar que no todos los partidos jugamos en el mismo bando.

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