Ha bajado el paro en septiembre, ya saben, y concluyo que los representantes políticos tienen suerte con la obligatoriedad de llevar mascarillas. Al opinar pueden, por una parte, aparecer como personas concienciadas en los tiempos del covid -¡tomad ejemplo, botelloneros!- y, por otra, no es fácil saber si se están riendo o no.

Unas reacciones ante el descenso del desempleo y el importante aumento de la afiliación a la Seguridad Social recuerdan aquellos momentos de la crisis anterior cuando había una España que celebraba cualquier dato negativo y otras, lógicamente del que gobierna, son tan eufóricas que suenan falsas. Difícil tema. Difícil, porque el análisis de esos datos debe servir para aventurar hacia dónde va la nave y, si fuera necesario o posible, corregir el rumbo.

Total, que sí, que ha bajado el paro. Por ejemplo, en nuestra provincia el desempleo bajó en 1.827 personas. El mejor septiembre desde 2005. Entonces ¿estamos de suerte? ¿Es mejor este año que el mismo mes del bienio 2018 -2019 cuando se redujo en torno a 1.300 personas? Ya creo estar oyéndolos decir que no. Claro que no. Hasta ahora ese descenso en Almería era la diferencia entre el aumento del empleo en la agricultura y el manipulado y la perdida de trabajo en Turismo. Cuando parte de la hostelería o los hoteles han seguido en los ERTEs y no han contratado o llamado a la actividad a los fijos discontinuos solo nos queda el descenso en Agricultura sin contar el aumento del final de la temporada turística. Quizás es mejor ver la cifra total, 75.823 parados es el peor dato de un mes de septiembre en los últimos cinco años.

¿Qué nos consuela? Saber que, encima, podíamos estar peor. Los ERTES han mantenido el empleo. Por tanto, si lo miramos bien, sale más rentable pagar ERTES que pagar desempleo. Rentable no solo económicamente, también a nivel personal en aquellos trabajadores que se enfrentan a la incertidumbre de la perdida de su medio de vida. Hoy 4.500 almerienses siguen en ERTES. Apenas 300 menos que en agosto. Es decir, la salida de los ERTES se ralentiza al tiempo que el rebrote de virus sigue creciendo. Se han aprobado nuevas modalidades de ERTE -en mi opinión mejores que la optimista prorroga de junio- y miramos hacia el 31 de enero. Entonces acaban y nadie duda de que habrá que continuarlos. Solo el control de la epidemia podrá generar la confianza suficiente para que el empleo -sin enmascarar con los ERTES- se recupere. Que este Octubre, ese mes tan bueno para el mercado laboral almeriense, no nos oculte la realidad.

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