Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Melendi

Pepe el panadero despide el año viejo con un nieto y Rafael Escudero recibe el nuevo con una novela

C style="text-transform:uppercase">armina y los años bisiestos. Mi vecina me ha dado el título de una novela. A Carmina, la hermana soltera de Aurora, viuda de Custodio, no le gustan los años bisiestos. Lo tiene comprobado. Le diría a su hermana ¿lo ves? cuando en la cena de Nochevieja alguno de los jóvenes comensales tuviera noticia del brutal atentado de Estanbul. Y eso que el último día del año empezó con los mejores augurios. Pepe, el panadero de la calle Feria, desmiente ese mal fario de los años bisiestos. Que entre el año con buen pie, le dice un cliente. Ya ha entrado, dice con una sonrisa de oreja a oreja. Le han dado el Oscar a la mejor dirección. Óscar es el nombre que le van a poner al segundo de sus nietos. El hermano de Bruno. Como María del Mar, la hija del panadero, la madre de la collera, vive en Zaragoza, sólo le quedan tres para los cinco magníficos. El primer topónimo andaluz que entró de niño en mi casa manchega fue Estepa. El origen de la caja de polvorones y mantecados que todos los años le mandaban a mi padre. En esa sinécdoque de Andalucía nació Rafael Escuredo, el abogado que le dio al PSOE el primer triunfo electoral desde la República en el verano de 1982, aquel en el que empatamos con Honduras en el Mundial de Naranjito. Escuredo va a estrenar el 17 con una nueva novela. Cambió los electores por lectores y el último día del 16 paseaba con Ana María Ruiz-Tacgle por la calle Feria donde nació Juan Belmonte. Pasó la cena de Nochevieja con los seis hermanos Ruiz-Tacgle en la casa de una calle que sólo se llena de gente cada Domingo de Ramos cuando sale la Amargura. De Estepa a Sevilla por la Osuna de Rodríguez Marín y Pedro Garfias; por La Puebla de Cazalla de Menese y Gerena, de los Reina Palazón y los Moreno Galván; por el Arahal de su consejero Miguel Manaute, el agricultor que soñó con la reforma agraria de Malefakis.

No hará carrera. Parece una buena persona. Fue el diagnóstico de Benito Pérez Galdós sobre la llegada de Amadeo de Saboya, todavía caliente el cadáver de Prim en aquellas Navidades de 1870. Galdós trabajaba entonces de cronista parlamentario y sus Episodios Nacionales me los ha traído Papá Noel en un trineo desde Gerona a Trafalgar.

Feliz 17. Ese año nuevo que todos los años viejos empieza por Nueva Zelanda, donde no conocen a Melendi, el omnipresente catódico.

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