Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Menores

Andalucía tiene que hacer frente sin la solidaridad del Estado al problema de los menores inmigrantes

Andalucía es la frontera sur del pretendido por miles y miles de inmigrantes paraíso europeo y, por lo tanto, el primer testigo del drama que supone la llegada indiscriminada de personas a las que hay que dar una atención básica siguiendo criterios puramente humanitarios. No queda otra opción ni nadie entendería que se actuase mirando para otro lado. De todas las situaciones que se producen en torno a este fenómeno, que no tiene pinta de que vaya a remitir en mucho tiempo, la más alarmante es la de los menores no acompañados que llegan. No son ni uno ni dos, son miles y han colapsado todos los servicios asistenciales previstos en la región. Porque, éste es el problema, se trata de un asunto en el que la Administración andaluza se ve obligada a actuar sin amparo del Estado y sin la solidaridad del resto de las comunidades autónomas.

La Junta, por boca de su presidenta, ha trasladado al Gobierno de Pedro Sánchez la necesidad de que se adopten medidas en dos direcciones: primera, que la Administración central asuma la competencia de repartir esos menores en centros de atención diseminados por toda la Península, de forma que no sea sólo Andalucía la tenga que hacer frente mayoritariamente con sus recursos asistenciales y su dinero a un problema que no es regional, sino de Estado; segunda, que aquellos menores procedentes del norte de Marruecos, que son la mayoría, puedan ser devueltos a sus familias cuando las identidades queden suficientemente acreditadas.

Parece que son cosas que caen por su propia lógica y que no necesitarían de mayores explicaciones. Es más, lo sorprendente es que la cuestión esté a estas alturas sin resolver y Andalucía siga haciendo frente casi en solitario a un problema como éste, que desborda su propia capacidad de gestión. Sin embargo, vivimos en el reino de la demagogia y en el imperio de lo políticamente correcto. Y el terreno de la inmigración irregular es en este sentido especialmente pantanoso. Esto explica que la Junta, a pesar de los esfuerzos que ha intentado hacer para explicarlo, haya quedado en algunos medios y algunos foros como poco menos que desalmados que quieren abandonar a su suerte a menores indefensos y que propicia la devolución en caliente de los inmigrantes que llegan a nuestro territorio. Es lo que tiene ver los toros desde la barrera. Hacer demagogia con temas sensibles, infancia e inmigración lo son y mucho, sale barato y tiene rendimientos inmediatos. Así nos va.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios