Metaverso institucional

Hay un mundo entre lo que se berrea en público y lo que sucede en la vida real

Vengo apreciando últimamente cómo existe una disociación creciente entre lo que sucede de cara a la galería, en el espacio público y lo que realmente piensa gran cantidad de gente, expresado en conversaciones anónimas. Esta reflexión nace, por supuesto, desde la observación, puede que sesgada, del entorno con el que me relaciono. No he hecho una encuesta formal, claro. Pero tampoco creo que existan ya las encuestas formales fuera del ámbito estricto de la investigación. Ideología es a rigor lo que Almería al frío polar. Bueno, a lo que voy. Les decía que me parece que hay un mundo entre lo que se berrea en público y lo que sucede en la vida real. Así, por ejemplo, nuestros políticos tratan de posicionarse tras un férreo parapeto doctrinal del que sólo se mueven para gritarle a los de enfrente. ¡Fachas! Dicen unos. ¡Comunistas! Espetan otros. ¡Estáis destruyendo España! De esto se acusan todos. Y a mi me da, fíjense, que ninguno de estos pobres diablos (y diablas, no vayamos a excluir, por Dios) tienen ni puñetera idea de lo que alguna vez significó cualquiera de esos términos. Y mientras este chorro de estupideces se reproduce constantemente uno percibe que el día a día es bien distinto. Para la mayoría del personal la verdadera preocupación se centra en llegar a fin de mes, sobrevivir a los problemas que la vida nos trae constantemente y, acaso, disfrutar en paz de los momentos buenos que también nos regala ocasionalmente. E igualmente, gran parte de nosotros, nos sentiríamos mejor representados con un menú libre, escogiendo unas pocas ideas de unos y otros que viéndonos obligados a zamparnos el plato único con el que nos empachan todo el tiempo.

Y si sólo fuera esto aún sería llevadero. Pero no, estas hordas de inútiles tienen que justificar sueldo y presencia echando más leña al fuego. ¿Que la sanidad, la educación y la justicia funcionen mejor, que haya tejido industrial, que nuestros jóvenes ganen un sueldo digno? Esto no es relevante. Lo que importa es inventarse problemas y luego leyes que sigan alimentando su ficción. Y luego pasar la factura, por supuesto. Yo tenía muchas ganas de que llegara el metaverso. Esa chulada de ponerte unas gafas y flipar con una realidad alternativa. Pues parece que a nuestros representantes ya les han dado un modelo de prueba. Andan jugando a la gallinita ciega, versión 2.0, mientras los demás sostenemos a pulso la vida real.

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