Método de la ironía

La mayeútica, como procedimiento inventado por Sócrates, aparece en "El banquete"

Quien asume que la mayor sabiduría posible consiste en aceptar la ignorancia como algo insalvable lleva mucho adelanto intelectual. Así pareció aceptarlo Sócrates, por lo menos a un nivel íntimo y personal. Comúnmente se cree que el método inventado por Sócrates para buscar la verdad es la mayéutica, consistente en un diálogo de preguntas y respuestas con el interlocutor, para propiciar que el verdadero conocimiento de éste aflore desde su interior -donde se encuentra oculto en las profundidades del alma sin sospecharlo- en el marco de un proceso dialéctico de carácter inductivo. De hecho, "mayéutica" significa literalmente "obstetricia", esto es, quien ayuda al parto. Sócrates, como se sabe, no dejó nada escrito, y es a través de los textos de su discípulos, especialmente de Platón, como podemos deducir su verdadero pensamiento. La mayeútica, como procedimiento inventado por Sócrates, aparece en los diálogos platónicos de "El banquete" y "Teeteto". Pero la realidad sobre el método usado por Sócrates dista mucho de ser un alumbramiento de la verdad; muy al contrario, su proceso era una pura ironía pues el objetivo no era alcanzar la verdad sino la certeza de que ésta no es posible. La mayoría no le entendieron, pues tras su muerte siguieron empeñados en encontrar "la verdad" que les había prometido; es la razón por la que el pensamiento platónico se aleja completamente del socrático. La verdadera aportación de Sócrates es la ironía; su método estaba dirigido a ignorantes que creían saber, mientras que la mayéutica se dirige a quienes se creen ignorantes y en el fondo no lo son. Sócrates dirigía su esfuerzo en demostrar a su interlocutor que su conocimiento era ficticio y estaba cimentado tan sólo en prejuicios e ideas preconcebidas que no habían sido analizadas racionalmente. El fin del diálogo socrático es siempre la aporía, un callejón sin salida donde el interlocutor se contradice una vez tras otra. Sócrates era un provocador: hacía creer que su objetivo era buscar la verdad, cuando en el fondo pensaba que ésta no existe; ahí es donde reside la ironía de su procedimiento. La conclusión obvia es que el conocimiento no es posible. Algunos, como Poncio Pilatos, sí parecieron entender su legado: "... ¿Qué cosa es la verdad?" (Jn, 18, 38).

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