A dos metros

Ricardo Alba

Ministros en la hoguera

Ignoro qué transita por el quinqué de nuestros ministros que a la menor oportunidad montan el follón

Conservo en el congelador de la memoria aquellos ratos de cuando mi abuelita me pedía extender los brazos y sostener en las muñecas una madeja de lana que dale que te pego terminaba hecha un ovillo. A poco que yo aflojase la postura me lo recordaba, me llamaba al orden: ¡abre los brazos, chiquillo! Después, me quedaba mirándola. Ella pasaba la hebra por el dedo meñique, las agujas sonaban al entrechocar. La abuelita contaba como para sus adentros y de cuando en cuando chascaba la lengua, señal irrefutable de algún equívoco en los puntos. No había otra, tenía que deshacer lo tejido hasta llegar al nudo rebelde.

Disculpas al hacerle partícipe de estos recuerdos infantiles, es el fruto de haberme sentado a contemplar el paisaje que, sinceramente, no sé si es una madeja o es un ovillo. Quizá sea lo uno derivado en lo segundo. No sé, repito, porque cuando escucho lo que suelta la ministra Calvo por ese piñoncito de boquita, me pierdo. Asombrosamente, lo mismo me sucede con la ministra impulsiva Montero, María Jesús, cuando habla como a tropezones o al ministro Ábalos en modo sermón de las montañas. Se me empaña el entendimiento sin siquiera haber repasado la lista de los veintitrés (manda güevos) ministros de este Gobierno de los que he olvidado algunos apellidos como evacué la enumeración de los reyes godos.

Ignoro qué transita por el quinqué de nuestros ministros que a la menor oportunidad montan el follón. Lo mismo les entra y les sale una vicepresidenta venezolana, Delcy, que recogen y se les fuga un Gali, el del Frente Polisario. Lo peor llega en el momento de dar explicaciones a los ciudadanos de estas y otras incidencias como el de los marroquíes en la playa del Tarajal. Parlamentan cuatro ministros y segregan cinco versiones diferentes del mismo cocido. Así pues, no es extraño que Sánchez jubile a algunas de sus criaturas con vaya usted a saber cuál jugosa canonjía.

En el entretanto, el paisaje es ¿cómo diría sin decir lamentable?, tremendo. No hay estado de alarma y sí restricciones a la hostelería (manda güevos). Algunas Comunidades se encaran con Sanidad, a algunos muchos sanitarios los mandarán al paro tras jugarse el tipo, algunos muchos ERTE's acabarán en ERE's. Y en el entretanto del entretanto, Sánchez irá a lo importante: reunirse con el de la Generalidad al que entregará el diploma de indultos. Y sí, hemos de comentar lo de Gürtel, Kitchen, Púnica, Villarejo, Cospedal y así de seguido.

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