Mitología de Cristo

No ha llegado hasta hoy ningún texto, contemporáneo a la vida de Cristo, en el que se le cite

Aunque la mayoría de la historiografía moderna acepta -sin la existencia de pruebas concluyentes- la veracidad histórica de Jesús de Nazaret suponiendo que, con toda probabilidad, el personaje existió realmente, hay un grupo de historiadores y expertos que se decantan por suponer lo contrario, aportando argumentos ciertamente convincentes. Una reciente publicación de David Fitzgerald ahonda en criterios de otras tesis anteriores como las de Richard Carrier, Robert Price o Bart Ehrman. En esencia, los argumentos que se ofrecen para suponer que probablemente Cristo no existió nunca ahondan en el estudio de fechas y la secuencia de apariciones, contemporáneas y posteriores, de noticias escritas sobre el nazareno. No ha llegado hasta hoy ningún texto, contemporáneo a la vida de Cristo, en el que se le cite. Como es bien sabido, cronológicamente hablando, el primer documento no cristiano donde se cita a Jesucristo es el texto del historiador judeorromano Flavio Josefo; en sus "Antigüedades judías", escritas medio siglo después de la crucifixión, cita a Jesús un par de veces, siendo solamente la segunda aparición la que tiene un consenso más amplio de veracidad, pues, al parecer, el texto de Josefo nos ha llegado a través de varias copias que sufrieron adiciones o comentarios al margen que no estaban en el original. Por otro lado, si se ordenaran cronológicamente los libros que integran el Nuevo Testamento, deberían de aparecer en primer lugar las epístolas de San Pablo, que se suponen -al menos seis de ellas- auténticas y autógrafas y pueden datarse unos veinte años después de la muerte del nazareno. A continuación irían los evangelios -en el orden Marcos, Mateo, Lucas y Juan- que se suponen muy posteriores, hasta un siglo después, y que parecerían entonces escritos para dar forma a una fábula construida a través del tiempo, necesaria para otorgar un contexto a las cartas paulinas. Los evangelios, asi contemplados, no serían origen del cristianismo sino producto de éste. Resulta verdaderamente sorprendente que Pablo, cuyos textos son los más cercanos en el tiempo a Cristo, no hable nunca de los detalles más importantes de la vida del nazareno, como el nacimiento o los milagros; tampoco cita jamás a la virgen o a los doce apóstoles. Es posible, por tanto, que se elaborara un mito con toda la intención de crear una nueva y definitiva religión.

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