El medio y el ambiente

¡Money, money...!

El número de personas con ganas de ganar dinero aprovechando todo tipo de resquicios legales aumenta

El dinero hace girar el mundo…" Así comienza la canción de Liza Minnelli en la mítica película Cabaret, y me viene que ni pintado para comentar la noticia sobre el suministro de vacunas Covid de la empresa AstraZeneca a la Unión Europea, que reducirá un 60% las entregas, por lo que de las 80 millones de dosis previstas para el primer trimestre, solo llegarán 31 millones. ¡Lo que faltaba!

El primer comentario que se me ocurre es: pues menos mal que son una farmacéutica británica seria, potente, que me imagino con muchas certificaciones de bien y buen hacer, y hasta pueden presumir de no ser española. Todos sabemos la fama que tenemos los latinos respecto al orden, el método, la seriedad y el respeto a los compromisos. ¡Para ver cosas, estar vivos!

El segundo comentario va sobre los «Influencers», sobre quienes Jorge Gallardo-Camacho, de la Universidad Camilo José Cela, en The Conversation de hoy (martes) publica el artículo "Influencers: ¿una profesión al margen de la ley?" en el que comenta que están en algo así, entiendo yo, como un limbo no solamente fiscal.

Traigo el tema por la historia inacabada de los impuestos a los «gugless» y similares, que ya sabemos que facturan una pasta gansa, y según dicen, ganan mucho. Pero no se nos olvide que son empresas legalmente constituidas, que realizan una actividad empresarial y, que como es lógico, están sujetas al imperativo de la ley, pero buscan pagar los menores impuestos que les permitan las leyes.

El caso de los «Influencers» es distinto: se dedican a decir o hacer cosas variopintas que graban en video y ponen a disposición del público gratuitamente en las llamadas plataformas. Pero como son atractivos para los anunciantes, éstos "ponen anuncios" que cobran las plataformas y luego éstas le dan su parte al titular del video sin descuentos fiscales en muchos casos, según leo en el mencionado artículo.

Además, y quizás más importante, no están sujetos a las normas de conducta, además de las normas legales, que tienen que cumplir los medios de comunicación y las empresas de publicidad en cuanto a contenidos y horas de emisión de determinados tipos de publicidad, según su contenido, así como respetar las célebres franjas horarias, sobre todo en lo relativo a la infancia. El caso es que el número de personas con ganas de ganar dinero aprovechando todo tipo de ocasiones o resquicios legales aumenta exponencialmente, mientras que el respeto al compromiso disminuye de la misma manera en las actividades más diversas y en países con harta fama de serios y cumplidores.

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