La tapia del manicomio

Monotemáticos

Tenemos el tarro comido con el monotema del separatismo, que ni nos quita el hambre ni sube el pan

Mientras el Universo se expande a una velocidad que mete miedo, nosotros estamos cada vez más encogidos y encerrados con un solo juguete. Y en esta ocasión no nos referimos al móvil, como habrá pensado el amable lector, sino que tenemos el tarro comido con el monotema del separatismo. Y eso que hasta ahora no ha afectado a nuestra vida: ni nos ha dado ni nos ha quitado hambres, ni ha subido el pan por eso, ni ha dejado de aumentar el calor con el cambio climático. Lo único que nos calienta es la cabeza. Tontamente. Como si no hubiera más problemas en el mundo. Que conste que también ha tenido méritos. El principal logro ahora mismo ha sido resolver el enigma de la Santísima Trinidad, con una ligera variante: en vez de tres personas en un solo dios, aquí tenemos a tres dioses en un solo ultra. Con esta hábil resolución del misterio, ya han conseguido la Junta de Andalucía, que no es moco de tierno infante. La cuestión es si será ampliable este éxito a las inminentes elecciones generales, y a las consecutivas locales, autonómicas y de los grandes expresos europeos (léase Parlamento de Estrasburgo o de Bruselas o donde se ajunten) que se nos vienen encima.

En otros tiempos más de uno se habría asustado y estaría ya renovando el pasaporte y llevándose las cuentas bancarias a Suiza o a las Bermudas. Pero, ¡ay!, los tiempos ya no son lo que eran. Los que mandan ahora no son yernos de Franco, aunque alguno lo parezca. Fraga ya no está para repetir aquello de "la calle es mía" y sus sucesores no dan el nivel ni con la ley mordaza. Que, por cierto, sigue vigente gracias a la brillante oposición de las derechas nacionalistas. Y no nos referimos solo a los nacionalistas catalanes, obviamente, sino también al Trío Calaveras. Metemos en la derecha a Esquerra Republicana a pesar de su nombre, ya que todo nacionalismo lo es por definición. Como siempre, hay una excepción: el nacionalista de derechas PNV apoyaba los presupuestos, porque es el partido que mejor ha sabido siempre nadar y guardar la ropa. Y así de bien le ha ido y le seguirá yendo: a las pruebas (concierto vasco) nos remitimos.

Contrición final: nótese que a pesar de que nos hemos quejado del monotema, al final hemos incurrido en él y le hemos dedicado una hora del sábado a pergeñar esta parida. Y es que como escribió Eduardo Marquina: "Señora, España y yo somos así". No tenemos remedio.

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