Movilización general

Ahora que se podrá viajar a otras provincias es preciso extremar la prudencia y usar las mascarillas adecuadas

Ya está toda Andalucía en fase 3 y la Junta estudia cómo será la movilización, lapsus mariano con el que el presidente define la movilidad. El desplazamiento entre provincias depende de la autoridad autonómica, que tiene el mando y la responsabilidad de lo que pase. Pero sea de local o de visitante, todo el mundo debe extremar la prudencia. Los jóvenes van en grupo o en pelotón, alegremente, sin mascarilla. Hacen botellones que llegan hasta los 700 de Tomelloso. Piensan que esta es una enfermedad de viejos y que ellos son inmunes. Hay que subrayar que esto no ha sido una broma, como dice el ministro Illa, uno de los políticos cuya cotización ha crecido durante la pandemia.

Hay autoridades que han dado la talla, por liderazgo, capacidad de concitar consensos y representar a toda la ciudadanía. Como el alcalde de Madrid, u otros más cercanos: los de Sevilla, Granada o Málaga, de distintos partidos. En este capítulo el presidente andaluz no ha estado a la altura, por su dependencia de Vox. Este martes en el Senado, Illa ha felicitado a Ana Pastor por crear el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y a Ana Mato por poner al frente al doctor Simón. Este detalle con dos antecesoras de un partido rival no es frecuente.

Como el personal hace poco caso de los consejos, urge un manual de instrucciones sobre respetar la distancia o el uso de mascarillas: obligaciones, modo de empleo, formato, características. Una mayoría no lleva mascarilla; los que hacen ejercicio en bicicleta o a pie no la usan y pasan jadeando a una mínima distancia de los peatones, a veces sorprendiéndolos con su aliento en el cogote. Los incumplidores están imbuidos por mensajes demasiado complacientes de las autoridades, incluidos los presidentes Sánchez y Moreno, que siempre generalizan el "ejemplar comportamiento" de los ciudadanos. Ejemplar, el de algunos…

También influyen las contradictorias indicaciones sobre si las mascarillas eran convenientes, recomendables u obligatorias. Avisos que han cambiado a medida que aumentaba el abastecimiento. El relajo abarca a quienes las utilizan de múltiples formas inútiles: de pendiente colgada de la oreja, en el codo, de corbata arrugada en el cuello, en la mano… Y el remate es la dudosa seguridad que ofrecen algunas de estas prendas. Las hay que son quitamiedos más o menos sobrios o fantasiosos. Nos queda mucho hasta dominar la pandemia. Será menester aprender a usar las dichosas mascarillas antes de empezar la movilización general.

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