Muertos diferentes

¿Acaso no importan los 'otros' doscientos mil muertos? No serán dignos también de homenajes colectivos?

Nos dicen, a modo de consuelo, que la muerte nos iguala a todos. Puede que haya muchas diferencias durante la vida, dicen; pero que eso no importa, porque en la muerte todos somos iguales. Realmente eso no ha sido nunca verdad. Cuando morimos todos "nos llevamos" lo mismo: nada. Pero se ve que "post mortem" las cosas pueden ser diferentes Antes había unos entierros de tercera, otros de segunda, y otros de primera. Ahora no parece que se den esas diferencias y todo depende o del seguro de defunción o del dinero disponible para contratar un tanatorio u otro. Y por supuesto, los monumentos fúnebres distan mucho de dar apariencia no solo de identidad, sino siquiera de semejanza. Las cosas a las que aludo pertenecen casi siempre al ámbito privado y en una sociedad como la nuestra tienen una cierta justificación por las diferencias que existen de hecho en vida. Lo curioso es que también en el ámbito oficial se establecen diferencias en el trato que se da a los difuntos. A veces se justifica porque durante la vida pueden haber atesorado ciertos méritos que hacen razonable que se les rinda un homenaje. La sociedad, agradecida, les brinda un reconocimiento. Sin embargo, hay ciertas situaciones que no termino de entender. ¿Qué razones hay por las que, en determinadas circunstancias, se rindan homenajes en forma de lutos oficiales con la bandera a media asta? Se dirá que se trata de muertes violentas o penosas, que dejan una familia desamparada, o cualquier otra circunstancia. Pero ¿qué muerte no lo es? Y lo que ahora me llama la atención es enterarme de que, entre otros homenajes, se han sembrado banderitas ocupando grandes superficies en memoria de los muertos por el coronavirus. Es cierto que son muchos muertos, pero, según datos del INE, suponen solo un veinticinco por ciento (escribo de memoria) del total de fallecimientos. Por eso pregunto: ¿Acaso no importan los "otros" doscientos mil muertos? ¿No serían dignos también de homenajes colectivos? ¿Murieron los otros sin sufrir? ¿No dejaron deudos? Se me ocurren dos hipótesis, pero ignoro cuál es más penosa. Una de ellas sería el reconocimiento de una culpabilidad al menos por omisión si no por acción errónea, o por las dos, intentando aliviar la conciencia en una especie de petición de perdón. La otra, la utilización de los fallecimientos para arremeter contra el gobierno buscando réditos electorales. En el fondo, poco importarían los muertos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios