Fresco aún el recuerdo del día de la mujer y antes de meternos, una vez más, en la animada incertidumbre electoral, una mirada, siquiera ligera, a la participación de las mujeres en el mercado laboral almerienses. Participación que gracias, por cierto, al manipulado y envasado se separa de los datos del conjunto de Andalucía. Es más, nos sitúa próximos -en tendencia, digo- a la España del norte. Así, el año 2018 terminó, según la EPA, con 28.100 paradas, mientras que el total de hombres desempleados superaba los 35.000 Siendo ello normal en Almería ¿Por qué tenemos la impresión de que el paro afecta más a las mujeres? Hay menos paradas que parados, pero más hombres que mujeres trabajando. La clave es la población activa. Más concretamente, la composición de la población inactiva, los mayores de 16 que no trabajan ni buscan empleo. Seis de cada diez inactivos, son mujeres. El grupo incluye jubilados, estudiantes, y también labores del hogar. Por ello la tasa de actividad, mide quienes o trabajan o buscan empleo, es del 68% entre los hombres y del 51% entre las mujeres. ¿Es poco? Es menos que la tasa de actividad femenina nacional situada en el 53%, pero más que la andaluza del 49,5%.

Por otra parte, es innegable la recuperación del empleo entre las mujeres. El número de las que tienen empleo es, prácticamente, el mismo que al finalizar 2007. Ahora son 118.000 ocupadas, apenas 1.000 menos que entonces. Por el contrario, el empleo masculino, situado en 192.500, necesita aún 18.000 puestos de trabajo para llegar al nivel precrisis.

La tasa de paro femenina está en 19,2% y la masculina en 18,3%. Contrasta con lo sucedido a nivel de toda Andalucía, donde esa diferencia por género es de 7 puntos en perjuicio de las mujeres.

Es importante recordar, sin embargo, que la participación en el empleo no es necesariamente sinónimo de poder para las mujeres. Niveles muy altos de ocupación pueden significar una elección obligada, reflejando dificultades en los hogares. El ejemplo lo tenemos en el inicio de la crisis, el último trimestre de 2008. Se produjo en la provincia una enorme incorporación de mujeres al mercado laboral para paliar la perdida o el temor a perder el sueldo principal del hogar (hombre, construcción)

Además, y relacionado, no implica necesariamente que sea un trabajo decente, pues muchas veces es precario, fuera de las normas o subempleo (tiempo parcial, fijos discontinuos) No sólo es importante el empleo, sino su calidad, y las barreras que impiden acceder a los mejor retribuidos. Y ahí, queda mucho por hacer en Almería.

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