Imaginamos que lo ocurrido en Murcia habrá dejado un mal sabor de boca a casi todo el mundo. Sabemos que la política parece, a veces, una letrina, pero no resulta agradable que te lo confirmen. A este paso, votar va a exigir lavarse las manos con más entusiasmo casi que con el Covid.

En Murcia se equivocó Ciudadanos al pensar solo en sus beneficios particulares a corto plazo y al urdir una moción de censura sin avisar ni a su socio ni a sus parlamentarios. Se equivocó el PSOE al querer derribar, como fuera, al adversario. Y se equivoca el PP al perseguir a las huestes en desbandada de Ciudadanos. Acorralar al adversario es siempre peligroso. Además, con esa estrategia se da la impresión de que Ciudadanos no se hunde por sus deméritos, sino por el hostigamiento del PP. Al contratar los servicios de gentes como Hervías, se diría que pretende exterminar al oponente sin importar los medios en vez de dejarlo morir tranquilamente en la cama. Deja de ser la víctima para convertirse en el instigador. No es buen negocio.

Ahora mismo, el desencanto debe ser de tal magnitud en Murcia que valdría más que contrataran una empresa externa para dirigir los asuntos de la comunidad. Lo único decente en esta situación es convocar elecciones como hizo en su día Esperanza Aguirre en Madrid. Pero no lo harán porque casi todos temen -por algo será- las consecuencias.

Mientras se acercan al precipicio, los partidos agitan con frecuencia el temor al populismo. De esa forma, atribuyen a los ciudadanos o a factores externos los destrozos que los propios políticos están propiciando con su demagogia. Pero son ellos mismos las termitas que minan y hacen caer el edificio al saltarse todas las normas. Hace años no comprendíamos que en Italia se pudiera elegir a una persona conocida solo por su trayectoria en el cine erótico. Ahora empezamos a entenderlo y, quizás, pronto lo veamos aquí. A veces, ante la irresponsabilidad de los partidos y de sus dirigentes, al elector solo le queda burlarse del sistema.

¿Llegarán estos vientos a nuestra provincia? Por ahora, parece que no. Tocaremos madera. Bastante tenemos ya con ver cómo se siguen escuchando las declaraciones, sin que nadie se ría, de quienes afirman que el AVE llegará en 2025. No sabemos qué vamos a hacer con tantos AVES: el de 2010, el de 2015, el de 2019 y ahora otro más. Nos abruman con tanta generosidad.