República de las Letras

NOCHES BLANCAS, NOCHES NEGRAS

Solución: intervenir en el sector del alquiler comercial, limitarlo. Pero, ah, don Adam Smith no lo permite

Se quejan de que cierran negocios en el Paseo -están cerrando en todo el centro de Almería- y lo atribuyen a la próxima apertura del centro comercial de Torrecárdenas y a la instalación en Almería de Ikea. Pero bueno, ¿de qué se extrañan? ¿Esto es o no es un sistema capitalista más o menos liberal? La ley de la oferta y la demanda, la ley de la selva, la ley del más fuerte. Renovarse o morir. Todo eso es el sistema que nos hemos dado y hemos votado una y otra vez los últimos cuarenta años. Pretender que todo siga siempre igual es iluso. El sistema económico es eminentemente bancario, es decir, financiero. Los grandes números mandan. Las grandes empresas. Las grandes compañías. El pez grande se come al chico. Es ley de vida. No se puede privatizar los beneficios en las buenas épocas y clamar por la teta del Estado cuando vienen mal dadas. El sistema, o es liberal, o sea, de libre mercado, o no lo es. Dentro de él lo que durante años y siglos funcionó puede ver llegado su fin. Con todo esto quiero decir que no depende sólo del Ayuntamiento y de la Junta, que también. Peatonalizar el Paseo y varias calles adyacentes está bien. La tontería de la noche en blanco y la noche en negro…, bueno. ¿Vida universitaria en el centro? ¡Como no pongan la facultad de Medicina en el Hospital Provincial y el Cuartel de la Misericordia…! Todo eso está bien, pero es frecuente que abran negocios en las calles comerciales -Tiendas, Avda. Estación, Altamira, Marañón…- y tengan que cerrar porque no venden. Y no venden porque sus precios son exorbitados. ¿Que por qué son exorbitados? Porque lo son los alquileres. Los unos quieren hacerse ricos en dos días y los otros quieren sacarles a los comerciantes hasta las higadillas. Y así no hay quien viva. Es el motivo principal por el que se fue del Paseo MacDonald y se va Zara. Quien tiene el local en propiedad, aunque sea un pequeño negocio, resiste y al final sale adelante. Solución: intervenir en el sector del alquiler comercial, limitarlo, regularlo. Pero, ah, don Adam Smith no lo permite. La property es sagrada. No importa su función social. Es sagrada. ¿Qué hacer? Llorarle al Estado -Ayuntamiento, Junta- para que nos subvencione -quiera o no quiera Lafita-, para que nos haga el trabajo sucio y nos saque las castañas del fuego. Pero el alquiler, por las nubes, y los precios, más aún. Y, eso sí, muchas noches de charanga y pandereta.

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