Cambio de sentido

Nacimiento

Los hijos de mis abuelos eran fuerza de producción; los de mis nietos serán precoces sujetos de consumo

Saldo vegetativo negativo, dicen las noticias para referirse al decrecimiento natural de Andalucía, es decir, al hecho de que aquí haya menos nacimientos que muertes. Dicen "vegetativo" y me acuerdo del famoso texto de Ortega y Gasset sobre el "ideal vegetativo andaluz", con el que el filósofo venía a sostener que el mínimo esfuerzo es el supuesto principio de los sureños. Cuentan, quienes llevan la cuenta, que en el primer semestre del año nacieron 32.264 chaveas, uno de los cuales agita el sonajero con sonrisa canalla ante mi mirada atónita. Más de 30.000 criaturas no parece mala cifra, y sin embargo alertan de que es un 5,7% más baja que en 2018, y de que dejaron este mundo 3.608 personas más que vinieron. Consecuencia: la población andaluza está en fase menguante. Los andaluces nos morimos poquito, pero nacemos menos todavía.

Me pregunto, mientras cavilo y camino entre la muchedumbre, si existen motivos más allá de los intereses del estado y el capital por el que estas noticias se dan con tono apocalíptico. A los estados siempre les interesó que engendráramos ciudadanos para la república, porque servían de soldados en sus huestes o de sostén de arcas, subsidios y pensiones. Al capital le va bien que haya consumidores, más incluso que productores -pues trabajo para todos que no hay-. Los hijos de mis abuelos eran tempranamente fuerza de producción; los de mis nietos serán precozmente sujetos de consumo. Lo suyo es traer al mundo hijos como fin en sí mismos, no como medio de fines públicos (sostener un sistema) o privados (que carguen sobre sus espaldas nuestras expectativas, o para no quedarnos solos mañana). Luego, si eso, en consecuencia, serán de provecho para su tierra y el mundo. Eso es traer a la vida hijos bienamados. El razonamiento inverso es normal y propio de los de arriba, no de quienes vivimos y valoramos si concebir. Alumbrar -preciosísimo verbo- criaturas queridas en sí, para que puedan ser lo que son en plenitud, con libertad y dignamente es lo que, como personas con conciencia, nos compete elegir. La superpoblación no nos es propia, lo propio de bien nacidos es considerar si dar hijos por encima de cualquier interés. En ese sentido, nos queda mucho por aprender, meditar y revivir. Al nacimiento que se pone en muchas casas también se le llama misterio. Como misterio es además el nacimiento de toda criatura. Todo lo demás son números muertos, egoísmos, hojas excell, estadísticas ajenas al Verbo, a la carne, al vientre.

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