Nación/ melocotón

Una vez dado el paso del reconocimiento sería muy difícil negarles el derecho a la autodeterminación

Parece mentira que haya quien piense que el lenguaje no tiene peso, y que es un puro nominalismo: creen que se pueden utilizar las palabras de una manera indiscriminada, de una forma poco menos que caprichosa, porque, así lo creen, a fin de cuentas, esas emisiones de voz, las palabras, no tienen ninguna relevancia. Algo así como que si alguien tiene el capricho de decir que es ingeniero: por qué no le vamos a dar un papelito, un título universitario, en donde, en lugar de licenciado en semíticas, pongamos por caso, carrera que realmente cursó, le ponemos eso, que es ingeniero. A fin de cuentas, qué más da; son palabras que no tienen mayor importancia. Y si alguien piensa que exagero, les voy a contar n hecho real que muestra hasta qué punto hay bastante ligereza a la hora de llamar a las cosas. En nuestro panorama político hay quien dice, no sé sin pensarlo o con alguna ignorancia supina, que España es una "nación de naciones", o un "país de países". Pues bien; tuve la oportunidad, hace unos pocos días, de asistir a un debate, coloquio, o charla informativa entre representantes de los candidatos a la Secretaría general del PSOE. En consonancia con la posición, aun no aclarada, de lo de "nación de naciones", hubo quien defendió que llamar a Cataluña nación, o considerarla de otra manera, era algo irrelevante. Vamos, que si ellos quieren considerarse una nación pues por qué no le vamos a hacer el capricho y llamarla nación. A fin de cuentas sería algo similar a llamarla "melocotón" (palabra). Da lo mismo decir "Cataluña es una nación", que decir "Cataluña es un melocotón". Al parecer consideraba algo indiferente tenerla por una cosa o por otra. Tal vez no tenía en cuenta cuáles pueden ser las consecuencias jurídicas, en el plano nacional y en el internacional, del reconocimiento a nivel interno de Cataluña como nación. Reconocido como hecho, no está claro que una consecuencia inmediata fuera el derecho a declararse independientes. Pueden ser una nación y mantenerse inmersa en otra nación de ámbito más amplio. Pero una vez dado el paso del reconocimiento sería muy difícil negarles el derecho a la autodeterminación y a la realización del referéndum. En este momento, ni afirmo ni niego que Cataluña sea una nación. Pero no es algo baladí: antes de hacer propuestas pensemos que las palabras, sí, las palabras, tienen unas consecuencias que son a veces irreversibles.

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