Utopías posibles

Luis Ibáñez

Profesor

Nadie es

Donde no dejemos que cada cual se defina como quiera, sin juicios ni etiquetas a priori

Cuando era adolescente, tuve una marcada época "heavy". Sí, aquí, donde me ven. Me gustaban las camisetas de Metallica, y escuchaba constantemente este tipo de música. Solía ir muchas veces con un grupo de gente que en aquel entonces se consideraban los "heavys" del pueblo. Personas excelentes, por cierto, y lo sigo pensando a día de hoy. Siempre recordaré lo que respondió mi amigo Carlos (pelo largo, botas militares, pantalón negro ajustado) cuando le dijeron "qué heavy eres"… él simplemente respondió "yo no soy heavy, soy Carlos".

Es cierto que las palabras y los adjetivos nos ayudan a pensar. Cuando pensamos en "heavy", todo el mundo tiene un esquema mental al respecto. Igual que cuando pensamos en otros términos en cuanto a política o grupos sociales: feminismo, fascismo, izquierda… Si no fuera por estas categorías, sería muy difícil que el ser humano pudiera analizar cada caso aislado, y sacar ciertas conclusiones. Lo mismo sucede, por ejemplo, con las instituciones: iglesia, estado, ejército, escuela… Cada cual tiene su propia imagen y utiliza estos términos para posicionarse a favor o en contra de determinadas formas de actuación habituales en su modo de funcionamiento. No es menos cierto, como decía Nietzsche, que el auténtico ser humano libre vendrá cuando sea capaz de superar las estrecheces del lenguaje. Y es que nunca debemos tomar la parte por el todo, e individualizar estas categorías, convirtiéndolas en etiquetas. Nunca debemos utilizarlas para clasificar personas, y mucho menos para juzgar, estableciendo quien "sí merece" o "no merece" estar englobado en nuestra definición del término. Todos conocemos personas excelentes que se consideran de derechas, de izquierdas, feministas… que son sacerdotes, militares o maestros. Esto es así porque la identidad siempre es compleja. Se puede ser de etnia gitana, homosexual, feminista y creyente al mismo tiempo. O considerarse católico y militante de izquierdas.

Digo esto porque compruebo cada vez más cómo nos empeñamos en decir que "lo que yo digo es feminismo, lo que tú dices, no lo es", "esto es la auténtica izquierda"… o juzgar a personas concretas por sus convicciones religiosas, o por pertenecer a alguna institución. Como dice el autor más citado en esta columna, Paulo Freire, "nadie es, si se prohíbe que otros sean". Dejemos que cada cual se defina como quiera, sin juicios ni etiquetas a priori.

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