Navidad y otros cuentos

Por cierto, a mí me han tocado cien euros en la lotería de Navidad. Sólo me gasté 23 euros

La Navidad es una carrera de cuadrigas a vida o muerte y un salto al vacío. El arquitecto ese que dijo que menos es más no se refería a la Navidad, donde más es más y cuanto más mejor. Más luces, más bombillas, más figuras en los belenes, el belén más grande del mundo, el árbol de Navidad más alto, el municipio que pone más luces, la cena de Nochebuena con más marisco, más vino, más champán del caro y más regalos de Papa Noel, Reyes Magos, año nuevo, año viejo y el regalo de enmedio. La Navidad son leyendas macabras sobre cenas terroríficas con familias mezquinas y el famoso cuñado repelente. La Navidad son ventas, compras, ventas y más compras. La Navidad es la época del año en la que piensas forrarte comprando cuanto más lotería mejor. La época del año en la que envidias con saña a esos a los que les ha tocado todos esos millones. Y a ti que te has gastado una pasta en décimos y participaciones, no te ha tocado ni el reintegro. Y te inventas esos rollos de que el dinero no da la felicidad. Y entonces para que compras lotería. Y por qué no compras. Por qué no participas de la marea universal y te dejas llevar. Quieres ser diferente. El mundo no necesita personas diferentes, necesita miles de personas ávidas de Navidad, lujos, loterías, mariscadas y trompetitas de dar por saco. La Navidad es una guirnalda de luces en la terraza de un piso que hay enfrente de mi casa que se enciende por la noche y se apaga cuando sale el sol. Debe tener un programador eléctrico que rige su horario inflexible o a lo mejor tiene un reloj programador astronómico que va ganando cada día unos minutos a la noche. Lo comprobaré mañana. Por cierto, a mí me han tocado cien euros en la lotería de Navidad. Sólo me gasté 23 euros. Un día, en un bar, dije dame uno de esos. Y ya está. Y he visto los ojos inyectados de avaricia de la gente que quiere amasar monedas de oro que salgan ininterrumpidamente del cuerno de la fortuna. Esos ojos, esa mirada de por qué a ti sí y a mí no. En esos ojos está resumido toda la explicación del mundo y la humanidad. En Navidad se dice que dos ejércitos hicieron una tregua pero se ve que luego pensaron que para lo que sirvió no merece la pena hacer ninguna tregua más. Y ya nadie ha dado jamás tregua a nada. La Navidad es el triste espectáculo de una batalla ganada que sólo se ve superado por la batalla perdida que es el día después de finalizar la Navidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios