Navidad o fiestas de Invierno

Dentro de pocas horas quedarán atrás el cava y los confetis, elementos superficiales de la alegría

A NTES de nada, ¡¡Feliz Navidad para todos!! (perdón…¡¡y todas!!). Cada año, con el frío y viento decembrino, se repite el mismo ritual. A empujones y lleno de abolladuras como ha sido este año que por fin lo dejamos atrás, el calendario nos ha conducido hasta eso que llamamos Navidad y Año Nuevo, este último tan arbitrario como ficticio. Pero es que, a borbotones, sale del ánimo de todos/as un afán repetido hasta la saciedad (¡¡Feliz Navidad!! ¡¡Feliz Año Nuevo!!). Se nos va y nos quedamos sin ella, la energía, en desear a todo quisque, cercano o transeúnte, sean portadores sí o sí de felicidad. Paradójicamente, los días de esta fiesta más civil que religiosa, parecen convertirse en una vorágine de estrés (fiestas, compras, felicitaciones, regalos, cuñados/as, gastos superfluos, consumo). El bombardeo de publicidad con motivo de estas fiestas que pueden ser la causa de algunos trastornos de personalidad, especialmente en personas con un pobre control mental. En este contexto nos sentimos como marionetas en medio del bombardeo publicitario.

Como suele ocurrir, algunos vuelven a plantearse si estas fiestas son o no religiosas. Me parece diferenciador el cómo las llamemos: Navidad o Fiestas de Invierno. Cada cual las llame como quiera. Acogiéndome a mi libertad diré que, aunque crea que estas fiestas tienen cada vez menos sentido religioso, yo les seguiré llamando Navidad, en una alusión únicamente semántica al nacimiento de Cristo.

La Navidad siempre es un buen momento para los buenos deseos, nos recoge en los mejores pensamientos, y nos abre la puerta a mejores momentos. Me sabría mal que se entendiera el contenido de este suelto como un acto contrario al que nos lleva. Pienso que la religión, para quienes realmente creen, es algo bastante más serio que lo que se vive estos días. Regálese una amplia sonrisa ante el espejo y piense que, si bien nadie es dueño de su futuro, también es verdad que nadie puede quitarle lo bailado o lo vivido. Escribió Séneca: "Es más prolongada y más fiel la memoria de los placeres que su presencia".

Dentro de pocas horas quedarán atrás el cava y los confetis, elementos superficiales de la alegría. Céntrese en la música de la vida y déjese llevar por el ritmo que suene en cada momento. ¡¡Sintamos lo que viene lleno de esperanza!!

FELIZ NAVIDAD y FELIZ AÑO NUEVO con los mejores deseos para TODOS y para TODAS.

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