Necesidad de proyectos colectivos

Razones para la crítica al Plan 2050 las hay desde todos los ámbitos; pero lo que se oye, ya se ha dicho antes en una barra de bar

Cuando se manifiesta la necesidad de proyectos colectivos en los que se embarque todo un pueblo, rápidamente se despierta el vigía de las libertades, guardián del liberalismo, que siempre esgrimirá que papá-Estado no está para esas cosas. A ver, ¿a quién se recurre en situación de extrema necesidad como ente subsidiario? Pero claro, en una sociedad liberalizada, los proyectos colectivizados desde el Estado no sólo no tienen cabida, sino que, además, quien los proponga será declarado enemigo de las libertades del mercado, y por tanto enemigo público número uno.

El presidente del Gobierno presentaba en fechas pasadas el plan "España 2050", que se entiende como una continuidad del "España 2030" que se asumía por el propio Gobierno al principio de su propio mandato. Leer lo que se dice del Presidente, de su Gobierno, y de este Plan en los medios contrarios a estas propuestas colectivas, manifiesta claramente la falta de respeto a la legitimidad del gobernante, su equipo y sus propuestas. Muchas cosas se podrán criticar a una iniciativa colectiva: ¿está consensuada?, ¿cómo han intervenido los agentes sociales en su elaboración?, ¿responde a las urgencias de la realidad?, ¿tiene su mirada puesta más allá de una generación de futuros españoles que asumirán la responsabilidad de gobierno dentro de treinta años?

Evidentemente, esta propuesta parte (como no puede ser de otro modo) del programa de acuerdos para este Gobierno de coalición: no tiene presentes todos los elementos que componen la realidad (cada vez más estoy convencido de que los análisis hay que hacerlos desde arriba abajo; de lo internacional a lo local, para que todo sea coherentemente universalizable), y se le escapan casi todos los aspectos a tener en cuenta en política internacional (basando toda su estrategia en la política de lucha contra el cambio climático: tan imprescindible como insuficiente). Razones para la crítica las hay desde todos los ámbitos; pero lo que se oye, ya se ha dicho antes en una barra de bar.

La visualización de la ausencia de respeto a un Gobierno que no es el suyo por una parte de la ciudadanía, es más evidente que nunca. Y su referente político, si en algún momento ha querido distanciarse de políticas racistas, xenófobas, o retrógradas, borrándose de aquella famosa foto del trío, ahora huye adelante. Todo parece valer; todo, incluso despreciar sinergias en torno al Bien Común.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios